Cada vez es más frecuente encontrarme en consulta privada con padres que aparecen sorprendidos y desorientados ante las nuevas formas de comportamientos de sus hijos adolescentes.
Como terapeuta, y como madre comprendo que las crisis adolescentes pueden ser complejas de manejar, pero, no imposible. Durante la infancia los padres se ocupan de crear hábitos en sus hijos, y esta labor educativa funciona adecuadamente hasta los 12 años aproximadamente.
A partir de los 12 años, los chicos suelen modificar su conducta es decir, el buen comportamiento se inclina ahora hacia la desobediencia, la rebeldía, los cuestionamientos a los padres, las soledades auto impuestas, los cambios de humor, los arrebatos, etc.
Pero, qué sucede cuando llega este momento? Los padres suelen sentirse abrumados, y desmoralizados. Ya que llegan a sentir que no es justo tanto tiempo educando a sus hijos para que al final el vínculo con sus hijos adolescentes se convierta en un campo de batalla. Muchas veces, los padres suelen culparse y perder el eje en relación a la educación y nueva forma de vincularse con sus hijos ya más grandes.
Como padres deben aprender a ser un soporte emocional frente a las crisis adolescentes, como un colchón para sostener las caídas de los chicos, una caja de consejos con herramientas que los ayuden a construir una vida a futuro en base a hacerle frente a las situaciones de conflictos. Pare ello además, se debe de educar con el ejemplo, padres que hacen frente sus problemas, y no huyen. Ya que los padres pueden educar mejor con autoridad moral, y buenos ejemplos de vida (a modo de lecciones).
Reconozcamos que los adolescentes en este período de desarrollo fluctúan entre una dependencia y una independencia extrema, y solo la madurez les va a mostrar que se logra ser independiente dentro de un margen de dependencia. Sin embargo, al inicio el chico se mueve por el impulso del desprendimiento, y la defensa que impone el miedo a lo desconocido.
El tránsito por la adolescencia suele ser complejo, acompañado de conflictos, temores, y ambivalencias. Es cuanto más tiempo, y más conversas requieren los chicos de sus padres. Solo sus padres pueden ayudarlos a transitar de manera menos complicada, y sobre todo, padres que escuchan y acompañan el crecimiento de sus hijos con amor tendrán que enfrentar menos huidas del hogar.
Aporte brindado por: Dra. Maribel Briceño- Psicóloga Clínica - Psicoterapeuta -Máster en Asesoramiento Familiar.
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Nuestra invitada: Dra. Maribel Briceño
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