Sobhi Radwan, alcalde de Rafah, tacha lo sucedido en la ciudad de "verdadero genocidio humano", y añadió que unas 100.000 personas han evacuado sus casas y marchado hacia el centro y el oeste de Gaza.
Miles de palestinos abandonaron este viernes la ciudad de Rafah, al sur de la Franja de Gaza, y fronteriza con Egipto, después de que fuerzas israelíes efectuaran una incursión por tierra y se registraran intensos bombardeos de tanques y cazabombarderos.
Los combates entre las tropas israelíes y milicianos del grupo islamista Hamás se iniciaron poco antes de que entrara en vigor un alto el fuego humanitario propuesto por la ONU de 72 horas y que habían aceptado las partes en conflicto.
Los cadáveres de mujeres, niños y ancianos aparecían tendidos en las calles, mientras los heridos deambulaban gritando, las ambulancias eran incapaces de llegar a todas las víctimas y el principal hospital de la ciudad fue evacuado después de ser blanco de los disparos de tanques.
La población que abandona la zona relata que la situación de la ciudad es catastrófica.
Las operaciones del Ejército israelí por tierra y aire sobre la ciudad se intensificaron después de los intensos combates con milicianos la mañana del viernes, que atacaron a fuerzas israelíes matando a dos soldados y tras la desaparición de un tercero, que el Ejército israelí da por capturado.
Dirigentes políticos de Hamás han negado que sus militantes hayan capturado a ningún uniformado israelí y acusan a Israel de emplear ese argumento como excusa "para intensificar sus agresiones contra el pueblo palestino" y culpar a las facciones palestinas de la violación del alto el fuego pactado.
Los residentes de la ciudad que huyeron de la zona éste de la misma para buscar refugio en la zona occidental dijeron que al situación es caótica y que los tanques bombardearon todo, casas, carreteras, calles, mezquitas, hospitales y clínicas y acusan al Ejército israelí de cometer una verdadera masacre en Rafah.
Charcos de sangre dan la bienvenida al visitante a la entrada del hospital Abu Yusef al-Najar, completamente evacuado tras los bombardeos de los carros blindados israelíes.
Voluntarios lograron evacuar los cuerpos de más de 50 fallecidos y centenares de heridos escaparon de la ciudad.
Ahmed Abu Anza, que perdió a dos de sus familiares, contaba entre sollozos las escenas que vio: "Mataron a mi hermana y mi hermano y luego mataron a todos nuestros vecinos. Todos murieron cuando escapaban de sus casas ondeando banderas blancas".
"La gente pasó entre dos tanques israelíes y pensaron que estaban a salvo, pero después de caminar decenas de metros, los tanques dispararon y los mataron", añadió el testigo antes de precisar que "miles escaparon de sus casas, muchos murieron, otros resultaron heridos y otros sobrevivieron".
Un anciano sentado en la principal plaza de Rafah comenzó a arengar a los que evacuaron sus hogares y les decía, "sed fuertes, Alá os protegerá, no paréis, muchos han muerto y nosotros les seguiremos. Rezo a Alá para que proteja a Rafah y a su pueblo".
Rehab Zanún, una joven residente de Rafah con un largo vestido y dos de sus bebés en los brazos lloraba malherida, "a dónde vamos, a dónde irá toda esa gente. Todo el mundo escapa de la muerte".
Cuando se anunció el jueves el alto el fuego humanitario de tres días, centenares de personas que habían evacuado sus hogares previamente en el sur de Gaza regresaron a ellos, pero en cuanto volvieron comenzaron los combates y buscaron refugio en el centro de Rafah.
El viernes por la mañana Israel y Hamás se acusaron mutuamente de haber violado el alto el fuego a iniciativa de la ONU.
Los islamistas dijeron que estaban comprometidos pero acusaron a Israel de haber enviado más tropas a la zona antes de que se iniciara el alto el fuego, mientras Israel insistió en que las milicias atacaron a sus tropas una hora después de la entrada en vigor del mismo.
Sobhi Radwan, alcalde de Rafah, tacha lo sucedido en la ciudad de "verdadero genocidio humano", y añadió que unas 100.000 personas han evacuado sus casas y marchado hacia el centro y el oeste de la urbe.
EFE
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