Coordinador Víctor Choquehuanca sugiere, además, que las Comunas de Ate, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores y San Martín de Porres apliquen el Plan Zanahoria.
El 75% de víctimas mortales de accidentes de tránsito en Lima se encontraba en estado de ebriedad, informó el Ministerio de Salud (Minsa), al detallar también que la mayoría de accidentes ocurrieron en distritos donde no existe control a la venta de licor.
Indicó que Ate, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores y San Martín de Porres fueron escenarios de la mayor parte de estos accidentes y, por tanto, sería necesario aplicar en esas comunas el denominado Plan Zanahoria, que limita la venta y consumo de licor.
“Este plan tuvo excelentes resultados en el distrito de La Victoria, así como en otros distritos de la capital”, sostuvo Víctor Choquehuanca, coordinador de la Estrategia Nacional de Accidentes de Tránsito de ese sector.
Señaló que el consumo de alcohol es una de las causas fundamentales de accidentes de tránsito en Lima, junto con la imprudencia y la velocidad excesiva.
Otro gran problema en los accidentes causados por el alcohol, es que la persona que ha bebido cree que se encuentra en capacidad de conducir, cuando la realidad es otra.
Choquehuanca sostuvo que los conductores no tienen la suficiente educación vial para cumplir las normas de tránsito. “Se necesita ejercer un control estricto con penas severas, una responsabilidad grande que deben asumir las autoridades”, enfatizó.
La legislación establece una tolerancia de 0.25 miligramos de alcohol por litro de sangre para transportistas públicos y de 0.50 para conductores particulares; pero una persona con apenas 0.1 o 0.2 miligramos de alcohol en la sangre registra alteraciones psicomotoras.
Por ello, el especialista comentó que debería existir “tolerancia cero” de alcohol para conducir un vehículo.
Señaló que una persona que ha bebido, antes de manifestarse en reacciones motoras, como hablar más lento o movilizarse con dificultad, registra otras alteraciones como disminución de la atención visual y la capacidad de reacción rápida, también conocida como reflejo.
“Un conductor que ha bebido va a tardar más fracciones de segundo que una persona sobria, lo que podría ser fatal en caso de un accidente, donde cada instante cuenta”, resaltó.
Estudios técnicos señalan que un choque toma entre 0.5 y 2.5 segundos en producirse, y si no se tiene los reflejos en óptimas condiciones, las posibilidades de propiciar un siniestro vial o ser víctima de él son mayores.
Andina
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