Misiva dejada por Dimitris Christulas anima a los jóvenes a empuñar sus armas contra los ´traidores, políticos y financieros".
El suicidio de un jubilado griego frente al Congreso de Grecia dejó un mensaje muy claro al Gobierno de Lukas Papademos, y aparentemente no significa un acto de desesperación por la crisis económica, sino es una expresión de rechazo a las reformas. En una carta revela la razón de su fatal decisión.
Dimitris Christulas, farmacéutico retirado de 77 años, llegó el último miércoles en metro hasta la plaza Sintagma, frente al Parlamento griego. Sacó una pistola de la chaqueta y se disparó un tiro en la sien. “No quiero dejar deudas a mi hija”, fueron sus últimas palabras.
En su bolsillo, Christulas llevaba una carta que ha remecido a la sociedad griega. “Dado que tengo ya una edad que no me permite recurrir a la fuerza -y a fe que si un griego agarrara un Kaláshnikov, yo sería el segundo en hacerlo-, no encuentro otra solución que un final digno antes de empezar a rebuscar comida entre la basura”, menciona.
En la carta culpa de su decisión a las autoridades y lamenta no tener menos años, y más fuerzas, para empuñar un arma contra “los traidores a la nación”, contra los “políticos y financieros”.
Además, anima a “los jóvenes griegos sin futuro” a colgar en la misma plaza Sintagma, “como los italianos hicieron con Mussolini (en Milán) en 1945”, a los citados traidores.
Según publicó El País, que toma como fuente al Ministerio de Sanidad de Grecia, en los primeros cinco meses de 2011 se suicidaron un 40% más de griegos que en el mismo período de 2010.
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