El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza destacó que los principales lineamientos anticorrupción hayan sido adoptados en el Plan Nacional.
El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, destacó que Perú participa "de manera activa y constante" en el proceso de cooperación establecido por la Convención Interamericana contra la Corrupción.
Resaltó que la nación peruana haya ratificado ese instrumento jurídico desde un primer momento, además de formar parte del Mecanismo de Seguimiento de su aplicación (Mesicic), y participar en el programa de planes de acción para la implementación de las recomendaciones de esta herramienta multilateral.
Incluso puso en relieve que parte del compromiso peruano de lucha contra la corrupción, fue la adopción de sus principales lineamientos en el Plan Nacional de Lucha contra la Corrupción.
"Y la cooperación contra la corrupción ocupa un lugar muy principal en nuestra agenda colectiva. Y ocupa ese lugar en la agenda de la OEA porque con corrupción no puede haber verdadera democracia", afirmó durante la inauguración de la Conferencia sobre Avances y Desafíos en la Cooperación Hemisférica contra la Corrupción.
El alto funcionario señaló, por ejemplo, que la corrupción suplanta la voluntad popular y subordina las instituciones al poder del dinero, e incluso su influencia negativa se expresa en todos los órdenes de la convivencia social.
En primer lugar, mencionó a la propia gobernabilidad democrática, como lo establece la Carta Democrática Interamericana que define como componentes fundamentales del ejercicio de la democracia, entre otros, a la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad y la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública.
"La corrupción afecta directamente también al desarrollo social y al desarrollo económico: ya son muchos los estudios que prueban que las principales víctimas de la corrupción son los pobres y que entre mayor es la corrupción en un país menor es la inversión y el crecimiento", comentó.
Para el secretario general de la OEA, lo peor de la corrupción es que el daño generado perdura en el tiempo más allá de la solución del problema mismo, debido a la imagen que crea en la sociedad, una imagen que puede debilitar severamente la credibilidad en las instituciones y, en consecuencia, la estabilidad misma del Estado.
"Una vez que la población se ha formado la convicción de que sus autoridades son corruptas, cuesta mucho más deshacer esa imagen que lo que costó crearla a través de algunos hechos de corrupción que incluso pudieron ser fenómenos aislados", subrayó.
En sentido, Insulza remarcó la importancia de hablar al mismo tiempo de probidad y transparencia por considerar que nada se consigue con una conducta proba si ella no tiene lugar en un clima de transparencia.
Alertó, por ejemplo, que muchas veces la sensación de corrupción que empaña la imagen de algunos gobiernos tiene que ver más con la opacidad con que toman sus decisiones y llevan a cabo sus acciones, que con reales situaciones de corrupción.
"Por ello es que desde la OEA promovemos y trabajamos por una mayor transparencia en la función pública: que se rindan cuentas públicas de lo actuado por ministerios y direcciones generales, que el gasto sea visible y todo el mundo lo puede verificar, que las compras públicas aprobadas estén en internet y cualquier ciudadano pueda comprobar sus procedimientos", aseveró.
ANDINA
Resaltó que la nación peruana haya ratificado ese instrumento jurídico desde un primer momento, además de formar parte del Mecanismo de Seguimiento de su aplicación (Mesicic), y participar en el programa de planes de acción para la implementación de las recomendaciones de esta herramienta multilateral.
Incluso puso en relieve que parte del compromiso peruano de lucha contra la corrupción, fue la adopción de sus principales lineamientos en el Plan Nacional de Lucha contra la Corrupción.
"Y la cooperación contra la corrupción ocupa un lugar muy principal en nuestra agenda colectiva. Y ocupa ese lugar en la agenda de la OEA porque con corrupción no puede haber verdadera democracia", afirmó durante la inauguración de la Conferencia sobre Avances y Desafíos en la Cooperación Hemisférica contra la Corrupción.
El alto funcionario señaló, por ejemplo, que la corrupción suplanta la voluntad popular y subordina las instituciones al poder del dinero, e incluso su influencia negativa se expresa en todos los órdenes de la convivencia social.
En primer lugar, mencionó a la propia gobernabilidad democrática, como lo establece la Carta Democrática Interamericana que define como componentes fundamentales del ejercicio de la democracia, entre otros, a la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad y la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública.
"La corrupción afecta directamente también al desarrollo social y al desarrollo económico: ya son muchos los estudios que prueban que las principales víctimas de la corrupción son los pobres y que entre mayor es la corrupción en un país menor es la inversión y el crecimiento", comentó.
Para el secretario general de la OEA, lo peor de la corrupción es que el daño generado perdura en el tiempo más allá de la solución del problema mismo, debido a la imagen que crea en la sociedad, una imagen que puede debilitar severamente la credibilidad en las instituciones y, en consecuencia, la estabilidad misma del Estado.
"Una vez que la población se ha formado la convicción de que sus autoridades son corruptas, cuesta mucho más deshacer esa imagen que lo que costó crearla a través de algunos hechos de corrupción que incluso pudieron ser fenómenos aislados", subrayó.
En sentido, Insulza remarcó la importancia de hablar al mismo tiempo de probidad y transparencia por considerar que nada se consigue con una conducta proba si ella no tiene lugar en un clima de transparencia.
Alertó, por ejemplo, que muchas veces la sensación de corrupción que empaña la imagen de algunos gobiernos tiene que ver más con la opacidad con que toman sus decisiones y llevan a cabo sus acciones, que con reales situaciones de corrupción.
"Por ello es que desde la OEA promovemos y trabajamos por una mayor transparencia en la función pública: que se rindan cuentas públicas de lo actuado por ministerios y direcciones generales, que el gasto sea visible y todo el mundo lo puede verificar, que las compras públicas aprobadas estén en internet y cualquier ciudadano pueda comprobar sus procedimientos", aseveró.
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