En el libro "El último saludo al presidente George Bush", relata la historia de su país desde el embargo impuesto contra el régimen del dictador Sadam Husein en 1991, en represalia por la invasión iraquí de Kuwait.
El periodista iraquí Muntazer al Zaidi, que se hizo famoso tras arrojar hace ahora dos años sus zapatos al entonces presidente estadounidense, George Bush, ha publicado un libro en el Líbano "para mostrar el sufrimiento del pueblo iraquí".
"El último saludo al presidente George Bush", es el título que lleva la obra de este joven de 28 años en la que denuncia la destrucción de su país desde el embargo impuesto contra el régimen del dictador Sadam Husein en 1991, en represalia por la invasión iraquí de Kuwait.
"Los norteamericanos fomentaron las matanzas y los saqueos" en Irak tras la invasión de 2003, asegura Al Zaidi a Efe, mientras fuma una "narguila" -pipa de agua- sentado en un restaurante del sur de Beirut.
"La Casa Blanca emprendió una guerra contra el pueblo y no contra el régimen", subraya el periodista antes de agregar que desde los once años fue testigo del continuo bombardeo de infraestructuras y de cómo morían de hambre los iraquíes por culpa del bloqueo económico.
Vestido con traje y unos flamantes zapatos de charol negro, asegura que los beneficios recaudados con la venta de este libro, que fue presentado la semana pasada y que todavía es difícil de encontrar en las librerías libanesas, irán a parar íntegramente a la fundación "Al Zaidi".
Dicha fundación, creada y dirigida por él mismo, y cuya sede se encuentra en Ginebra, se dedica "a la atención de las víctimas de la ocupación norteamericana".
Sobre el lanzamiento de sus zapatos, que según comenta fueron destruidos por orden de la Casa Blanca para que no se convirtieran en un símbolo contra la ocupación, confiesa que le ha abierto muchas puertas, a pesar de que en su país le costó nueve meses de prisión y torturas.
¿Consecuencias psicológicas?: "La narguila", contesta entre risas antes de agregar que le partieron la nariz, que todavía tiene problemas en las piernas y cicatrices en la espalda, como consecuencia del trato recibido.
Una vez cumplida la sentencia y tras un periplo por varios países, ahora Al Zaidi se ha establecido, al menos temporalmente, en Beirut porque "es una ciudad abierta, donde hay libertad, donde uno puede trabajar sin que sea catalogado". Unas características que, como subraya, "me facilitan transmitir al mundo lo que sufren los iraquíes".
En este país trabaja como asesor mediático en el canal de televisión New TV, un empleo que compagina con las conferencias en las que participa en diversos países para denunciar la situación en su país.
Tranquilo, sereno y convencido de que tiene una causa por la que luchar declara que continuará "combatiendo" por Irak, a pesar de las amenazas de las que es objeto habitualmente.
"Continuaré mi combate por mis país. Mi seguridad es la última de mis preocupaciones", dice.
No obstante, Al Zaidi, que ha presentado una querella contra el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y contra el subdirector de los servicios de inteligencia de dicho país, Samir Hadad, hace hincapié en que regresará pronto a su país natal.
Cuando vuelva, asegura, lanzará una campaña para recaudar firmas para solicitar el procesamiento de George Bush por su supuesta responsabilidad en la muerte de cientos de miles de iraquíes.
Pero además de Bush, también culpa de la precaria situación en la que vive Irak, al ex primer ministro británico Tony Blair, y a todos aquellos que legitimaron la invasión, como al Ejecutivo del ex presidente del Gobierno español José María Aznar, además de a los políticos nacionales a los que acusa de corruptos.
"Siento que mi pueblo me necesita y debo estar con él. Mi vida está allí. Es mi país, no puedo abandonarlo y no lo dejaré por todos los castillos del mundo", confiesa este periodista que extendió la práctica de lanzar zapatos a líderes políticos como un nuevo gesto de protesta.
-EFE
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