En la vivienda del traficante, Roberto Abarca, ubicada en el Cerro San Cristóbal se logró rescatar en grave estado a 200 piguichos y 17 tortugas motelo.
Tras una larga investigación, la Policía Ecológica logró intervenir y rescatar a diversos animales del inmueble perteneciente a, Roberto Abarca, sujeto dedicado al tráfico y comercio ilegal de especies en extinción.
En la azotea de su domicilio ubicado en el Cerro San Cristóbal, en el Rímac, se encontró 200 piguichos y 17 tortugas motelo, en completo estado de abandono y en medio de aves muertas, excremento, hongos e insectos.
Personal policial concluyó que el sujeto los dopaba para luego camuflarlos en cajas de frutas y enviarlos por encomienda a diversos puntos del Perú. Además, solo los alimentaba tres veces por semana.
El mayor de la Policía Ecológica, Johnny Cruz señaló que “solo el 50 por ciento de los animales que son traficados llegan con vida”.
De otro lado, el Fiscal de Prevención Ecológica, Carlos Quise Ruiz dijo que las penas por la compra y venta de animales protegidos varían de entre tres a cinco años.
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