Ellas buscan olvidar el pasado e intentan ignorar el tropiezo que tuvieron alguna vez. Al interior del Centro Penitenciario de Mujeres de Chorrillos, antes conocido como Santa Mónica, más de 400 mujeres intentan caminar hacia una nueva vida, con esperanzas por nuevos y mejores propósitos cuando recuperen su libertad.
En este penal, 820 mujeres están recluidas, 323 de ellas están procesadas, 420 fueron sentenciadas. Además, 15 son de nacionalidad venezolana, 16 son mexicanas y 12 son colombianas.
Al Interior del penal, cuatro de ellas: Ellan, Rosa, Katherine y Antuanette (esta última aún en calidad de habilitadora), lideran lo que el próximo año será la primera promoción de costureras de banner en el Perú.
El reciclaje de banners publicitarios les ha cambiado la vida, al convertirse en expertas confeccionistas de bolsas de todos los tamaños: morrales cartucheras, loncheras, monederos, tarjeteros, porta pasaportes, porta laptos, y mochilas, entre otros elementos que crean a partir de la reutilización de recursos.
La magia de esta transformación la logró Jose Antonio Diaz Knutzen, ingeniero de profesión, hijo de una familia huancaína con formación ambientalista, que hace dos años vio que vale la pena el reciclaje de residuos sólidos, como lo son los banners publicitarios.
“Solo en Lima, fuera de campañas políticas, se producen 39.000 metros cuadrados al mes de banners, es el área de casi 5.5 estadios nacionales”, señala el creador de “Fui un Banner” (FUB), emprendimiento social y ambiental que se encuentra operativo en el penal.
El análisis ambientalista condujo a Diaz a comprobar que la quema de banners en botaderos informales generaba diversos micro plásticos menores a 5mm, que por acción del viento contaminan diversos ecosistemas, como el marino, y perjudican a muchas especies.
El residuo de estos plásticos podría ser de utilidad y lograr la defensa del medio ambiente. Es por eso que Diaz le buscó darles un segundo uso.
Así es como nació la idea de transformar banners publicitarios en bolsas de todo tamaño, cartucheras, estuches y mochilas que hoy buscan ofertarse en el mercado y es muy probable se ofrezcan en el mercado internacional.
“Gracias a estas señoras que hoy forman parte del proyecto, sumado al deseo de cambiar el rumbo de sus vidas, hizo posible que encontraran un oficio que les permite sostener a sus familias a pesar de estar en un penal” señala Diaz.
El creador de esta empresa de emprendimiento socio- ambiental llego al penal en enero del 2018. En un inicio, fueron nueve señoras las que participaron en el proyecto. Luego, por no haber tanto espacio, se redujo a tres, quienes dieron muestras de desarrollo personal y creatividad.
Además, el emprendimiento social de Diaz contribuye activamente con el medio ambiente. “Los paneles publicitarios están hecho con derivados del petróleo, que tardan de 3 a 4 mil años en degradarse. Es un plástico que junto con otros residuos terminan en la periferia de la ciudad y, al quemarse, lo respiramos y es dañino” revela el ingeniero.
La empresa de reciclado de paneles publicitarios tiene un gran impacto ambiental y social, por involucrar a un sector vulnerable de la sociedad — como lo son las mujeres del penal — y además aporta una dinámica económica de comercio justo a personas que, por su situación, se les hace difícil encontrar un empleo. Vale recordar que, en Perú, las estadísticas señalan que menos del 1% de personas que pasaron por un penal consigue un puesto laboral formal.
El proyecto “Fui un Banner” ha logrado en poco tiempo, gracias al reciclaje de un residuo sólido, devolver la esperanza a las cuatro integrantes del taller. Cuando ellas logren su libertad, seguro podrán acceder a un empleo seguro y digno, que las reinsertara nuevamente a la sociedad.
La visita al taller de FUB se dio en el marco de la campaña Ciudades con Futuro de RPP que tiene como objetivo informar y concientizar a las personas del espacio donde viven. Esta campaña llega con el compromiso de Coca Cola y Arca Continental Lindley.
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