El ebanista peruano, que lleva quince años en Estados Unidos, se encarga desde hace dos meses de labrar la silla y el altar, desde los que el papa canonización a Junípero Serra.
En un rincón de la iglesia más grande de EE.UU., el peruano Carlos Hernández retoca el altar que usará el papa Francisco en la primera canonización de un santo en territorio estadounidense, con la certeza de que las palabras del pontífice calarán muy hondo en los millones de inmigrantes latinos del país.
El ebanista peruano, que lleva quince años en Estados Unidos, se encarga desde hace dos meses de labrar la silla y el altar desde los que el papa oficiará el próximo miércoles la misa de canonización del franciscano español Junípero Serra, en el exterior de la Basílica de la Inmaculada Concepción en Washington.
"El valor que tiene este altar es incalculable, sabiendo para quién es y quién va a estar allí, no tiene precio", dijo Hernández a los periodistas durante una de sus últimas jornadas dedicadas al proyecto.
Esta es la segunda vez que Hernández se implica en un diseño especial para una visita papal, pues también erigió la silla y parte del altar para la parada en Washington de Benedicto XVI, en 2008.
"Para mí es una gran felicidad, es la segunda oportunidad que tengo y este es un sueño que muchos quisieran alcanzar, es una vivencia fantástica", aseguró el carpintero, de 56 años.
Hernández espera poder presenciar la misa de la semana que viene, a la que asistirán más de 25.000 personas, entre ellas el vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, y en la que, está seguro, habrá un mensaje del papa para la comunidad inmigrante, en el marco de la visita del pontífice a EE.UU. del 22 al 27 de septiembre.
"Yo creo que (el papa) es la persona que más toca este tema, porque él ve el sufrimiento de mucha gente que necesita de este país, necesita de la ayuda, entonces yo creo que es un tema que no va a escapar en su mente", pronosticó.
Su propia llegada a Estados Unidos, en el año 2000, estuvo tan llena de incertidumbre como la de muchos otros migrantes latinoamericanos, y no obtuvo la residencia hasta hace un año y medio, gracias a la ley de regularización 245i y al patrocinio de su jefe, David Cahoon, que trabaja junto a él en este proyecto.
Hernández y sus compañeros tienen ya instalado un carrito con una grúa hidráulica para poder desplazar los 545 kilos (1.200 libras) que pesará el altar, una vez completado, hasta el exterior de la Basílica, donde el papa se dirigirá a los asistentes.
El altar fue diseñado por tres estudiantes de arquitectura de la Universidad Católica de Washington, entre ellos la estadounidense de madre española Ariadne Cerritelli Martínez.
La estructura consiste en una madera contrachapada pintada para imitar el mármol de las columnas de la Basílica, con tonos rosados, blancos y beige que quedarán coronados por una tabla de granito.
El altar tiene tres arcos que simbolizan la Santísima Trinidad y cuatro columnas para representar los votos de los jesuitas, la orden del pontífice.
Hernández confía en estar el próximo miércoles entre los miles de hispanos que presenciarán la misa del papa y, aunque se conforma con haber construido el altar, tiene claro qué le diría al pontífice si tuviera ocasión de saludarlo.
"Le pediría que siga haciendo lo que viene haciendo hasta ahora, tratando de que entienda la gente, los gobernadores, los presidentes de todos los países, que tienen que terminar con las guerras, la violencia, y que nos ayudemos porque este es un mundo donde tenemos que compartir todos", aseguró.
EFE
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