En un documento expedido por la Santa Sede, el título de Pontificia y Católica no podrán ser usados.
El documento señala que la decisión se adoptó por la negativa de esta universidad de adecuar sus estatutos a la Constitución Apostólica ExCorde Ecclesiae; aunque abre la posibilidad de revisar esta medida si la PUCP reconsidera su posición.
Según el documento, la PUCP, fundada en 1917 y erigida canónicamente con Decreto de la Santa Sede en 1942, “ha modificado unilateralmente” sus estatutos a partir de 1967 en diversas ocasiones “perjudicando gravemente los intereses de la Iglesia”.
Agrega que, a partir de 1990, la Universidad fue requerida por la Santa Sede en múltiples ocasiones a adecuar sus Estatutos a la Constitución Apostólica, “sin que haya respondido a esta exigencia legal”.
Menciona que tras la visita canónica realizada en diciembre de 2011, y la entrevista del rector Marcial Rubio con el cardenal Bertone en febrero de 2012, tuvo lugar un ulterior intento de diálogo para adecuar los estatutos a la ley de la Iglesia.
Sin embargo, añade que mediante dos cartas dirigidas al Secretario de Estado del Vaticano, el rector de la PUCP expresó la imposibilidad de realizar cuanto se le requería, “condicionando la modificación de los Estatutos a la renuncia por parte de la Archidiócesis de Lima al control de la gestión de los bienes de la Universidad”.
El decreto señala que ante esta actitud de la PUCP, el Vaticano “se ha visto obligado” a adoptar las mencionadas medidas, ratificando en cualquier caso el deber que sigue teniendo dicha universidad de observar la legislación canónica.
El decreto suscrito por el cardenal Bertone señala que la Santa Sede seguirá atentamente la evolución de la situación de esta Universidad, y espera que en un futuro próximo las autoridades académicas “reconsideren su posición con el fin de poder revisar las presentes medidas”.
“La renovación requerida por la Santa Sede hará que la Universidad responda con más eficacia al cometido de llevar el mensaje de Cristo al hombre, a la sociedad y a las culturas, según la misión de la Iglesia en el mundo", concluye.
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