El 22 de abril de 1997, los comandos de la Operación Chavín de Huántar irrumpieron en el recinto que había sido tomado por emerretistas.
Hace dos décadas, el 22 de abril de 1997, miembros del Ejército ingresaron a la residencia del embajador de Japón para rescatar a 72 personas en el marco de la Operación Chavín de Huántar. Catorce integrantes del grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) habían tomado el recinto y, consigo, a los rehenes, la noche del 17 de diciembre del año anterior, durante una ceremonia por el natalicio del emperador Akihito.
Fueron 126 días de zozobra y secuestro. A cambio de liberar a los rehenes, los emerretistas exigían la excarcelación de 465 compañeros. El Gobierno, entonces liderado por Alberto Fujimori, se negó a su petición y ofreció una solución pacífica. Sin embargo, el líder del grupo, Néstor Cerpa Cartolini, rechazó la oferta.
Estrategia. En todo ese tiempo, el equipo especial del Ejército había entrenado para ejecutar la acción. Los comandos se desplegaron por medio de túneles subterráneos y colocaron bombas para reducir el contraataque de los terroristas.
A las 3.23 p.m., la primera bomba explotó debajo de un salón donde los emerretistas jugaban fulbito. Otro grupo de militares entró escalando por el lado izquierdo de la residencia y uno más por la puerta principal. Cerpa Cartolini fue rápidamente abatido y cayó muerto en las escaleras.
Pese a la cuidadosa estrategia, dos oficiales murieron: Juan Valer y Raúl Jiménez. Entre los rehenes, el magistrado Carlos Giusti fue también herido de muerte. No obstante, los demás no corrieron mayor peligro y fueron liberados en medio del fuego cruzado.
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