Desparasitar a tu mascota es más que una medida puntual: es una parte clave de su cuidado integral. Sin embargo, muchos dueños aún tienen dudas sobre cuándo y cómo hacerlo correctamente.
La desparasitación es una parte esencial del cuidado de nuestras mascotas, ya sean perros o gatos. Aunque muchas personas creen que solo es necesario desparasitarlos durante el verano, debido al aumento de la temperatura y la proliferación de parásitos, esta es una creencia equivocada. Los parásitos están presentes durante todo el año, por lo que es importante mantener un control constante para evitar riesgos en la salud de los animales y también en la nuestra.
El médico veterinario Luis Chávez Valarezo advierte que otro error común es pensar que basta con usar antipulgas o antigarrapatas para eliminar estos parásitos. En realidad, el tratamiento debe ser integral y constante para garantizar la salud de las mascotas. Además, aclara que los entornos cálidos, con vegetación, agua corriente y zonas como parques, son hábitats frecuentes de pulgas, garrapatas, ácaros y otros parásitos, incluso aquellos que no vemos, como los huevos de parásitos gastrointestinales, nematodos o tenias. Esto significa que muchas veces solo percibimos una parte del problema, pero el riesgo puede estar latente de forma invisible.
También señala que el tipo de pelaje influye en la facilidad con que los parásitos se alojan en el animal. Las mascotas con pelo abundante brindan más escondites a pulgas y garrapatas, aunque esto no significa que las razas sin pelo o de pelo corto estén exentas. Todos los animales, sin importar su tipo de pelaje, pueden verse afectados por parásitos internos como los pulmonares o circulatorios, y también por ácaros si no reciben los cuidados adecuados.
Cuando no se realiza la desparasitación, los primeros síntomas suelen ser el rascado constante, la caída del pelo y un evidente malestar. Más allá de estas molestias externas, los parásitos pueden transmitir enfermedades que, en algunos casos, también pueden contagiarse a los humanos. Un ejemplo es la ehrlichia chaffeensis, transmitida por garrapatas, que afecta las plaquetas y los glóbulos rojos, pudiendo causar complicaciones hepáticas y renales si no se trata a tiempo.
Respecto a las formas de desparasitación, el especialista comenta que existen diferentes productos que varían según la especie y las características del animal. Uno de los métodos más comunes es el uso de pipetas de aplicación tópica, que se colocan en el lomo de la mascota. Este formato es especialmente usado en gatos, ya que suelen ser más sensibles o reacios a recibir medicamentos por vía oral. En el caso de los perros, se cuenta también con opciones orales, como tabletas que ofrecen una cobertura antiparasitaria más amplia. Sin embargo, cada presentación tiene sus ventajas y desventajas. Las pipetas, por ejemplo, son prácticas porque no requieren que el animal ingiera el producto, pero deben aplicarse correctamente para que sean efectivas y es importante no bañar a la mascota durante al menos 48 horas después de la aplicación, ya que el producto necesita tiempo para absorberse por completo.
Por otro lado, los tratamientos orales pueden resultar más cómodos para algunos dueños, pero no todas las mascotas los aceptan fácilmente. Si el producto tiene un sabor desagradable, puede generar rechazo e incluso estrés en el animal, lo que a su vez puede debilitar su sistema inmune. Por eso, al elegir un desparasitante oral, también es clave asegurarse de que tenga buen sabor para facilitar su administración y evitar situaciones de estrés innecesarias.
Chávez agrega que los medicamentos orales suelen requerir que el animal esté alimentado, ya que muchos de estos productos necesitan comida para absorberse adecuadamente, y su aceptación depende mucho del sabor. Forzar a una mascota a tomar algo que no le agrada puede estresarla y hacer que el tratamiento no funcione como se espera.
También destaca que es importante estar atentos a ciertas señales en el comportamiento de nuestras mascotas. Un rascado constante, zonas de piel enrojecida o la presencia de pequeñas partículas negras en el pelaje pueden ser señales claras de infestación. Estas pequeñas bolitas suelen ser las heces de las pulgas, y su presencia indica que hay que actuar rápidamente. Además, si notamos que nuestra mascota presenta síntomas de enfermedad y convivimos en un entorno con parásitos como pulgas, garrapatas o mosquitos, debemos consultar con el veterinario para descartar enfermedades transmisibles a los humanos.
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