Empezó a surfear desde niño y cambió celebraciones nocturnas por festejos en el mar. Ni siquiera en su fiesta de promo, dejó de pensar en el surf. Conoce más de Lucca Mesinas, el abanderado de Perú en Tokio 2020.
Lucca todavía no terminaba el colegio, pero ya había ganado cuatro campeonatos de surf: Circuito Nacional Junior (2008 y 2010), Triple Corona Oakley (2012) y el ISA World Junior Championship, en equipos. "Yo a los 10 años comencé a competir y me lo tomaba en serio, pero, claro, seguía siendo un niño", recuerda.
Empezó a surfear de pequeñito. Casi, casi a la par de su primer año escolar. Si bien nació en Lima, el 20 de abril de 1996, apenas meses después se mudó a Máncora, un popular balneario al norte de Perú, conocido tanto por su vida nocturna como por sus playas. Con lo segundo se quedó él. Sus padres, quienes llevaban ya años viviendo ahí, se encargaron eso.
Bruno Mesinas y Verónica Novaro fueron quienes, como buenos surfers por diversión, se convirtieron en maestros y le enseñaron no solo a pararse en la tabla, a correr olas y a deslizarse sobre el mar, sino también a sacrificar momentos familiares con tal de conseguir el objetivo.
Hoy, a sus 25 años, Lucca Mesinas, medalla de oro en los Juegos Panamericanos Lima 2019, será no solo representante de Perú en Tokio 2020, sino que, además, llevará la bandera blanquirroja en la ceremonia de inauguración.
¿Cómo tomaste el hecho de ser abanderado?
Me dieron la noticia el 2 de julio, un día antes de que sea oficial. Me sentí súper feliz, contento. No me lo esperaba. No estaba pensando mucho en eso, pero fue una muy buena noticia para mí y para mi carrera. Es algo que queda marcado. Estoy muy agradecido.
¿Cuánto crees que ayudó a ello el ganar la medalla de oro en Lima 2019?
De todas maneras ayudó muchísimo. Ese triunfo ha sido el más grande de mi carrera hasta el momento. Me ha abierto muchas puertas de auspiciadores, me dio mucha motivación. Gracias a ese resultado, ahora busco nuevas metas.
¿Tu vida cambió mucho luego de Lima 2019?
Recuerdo haber estado en mil entrevistas y haberme tomado fotos por todas las calles. Fue algo grande, lindo. No había sentido algo así antes. Creo que mi nombre creció, salió un poco más a la luz y hoy en el surf me conocen un poco más gracias a eso.
De niño, cuando te preguntaban qué querías ser de grande, ¿decías surfer o pensabas en otra profesión?
Sí lo decía. Desde chico estoy enamorado del surf. Desde chico sabía que quería competir. Ahora, de niño yo no hacía (trabajo) físico. O sea, si me preguntas en qué momento me comencé a sacar la mugre, te diría que luego de los 15. Mis papás me dijeron que tenía que entrenar físicamente y no solo correr tabla. Ahí es cuando me saqué la mugre de verdad.
¿Qué es, para ti, sacarse la mugre?
Entrenar todos los días, dejar de salir a fiestas, viajar por todo el mundo para competir y estar lejos de tu familia un montón de tiempo.
¿Te tocó sacrificar momentos importantes?
Me perdi mil cumpleaños de mis papás y fiestas de mis amigos, porque Máncora es un lugar donde hay muchas fiestas y, cuando eres adolescente, quieres ir.
¿Qué tan fuerte hay que ser mentalmente para no dejarse llevar por la vida nocturna, en un lugar como Máncora, en el que es tan común?
Fue gracias a cómo me educaron mis papás y a las ganas de querer lo mío. Me gustaba más correr tabla que estar pensando en salir con mis amigos en Máncora. De hecho, en mi fiesta de promo estuve, pero no era que me importase. Literalmente, estando ahí, solo pensaba en seguir consiguiendo mis objetivos.
Volviendo a eso, ¿cómo va tu preparación de cara a Tokio?
Estuve hace poco en Ecuador y México. En Ecuador me fue bien, quedé primero y luego quinto. Lamentablemente, en el latinoamericano de Acapulco quedé noveno. No es que los puntos sirvan para el tanking, pero quise competir para agarrar ritmo de competencia, por todo lo de la pandemia. Antes, ya venía entrenadno un año y medio entre California y Perú para Tokio. Siento que estoy bien preparado.
Deportivamente, ¿la pandemia te complicó?
Estaba en Estados Unidos cuando pasó lo de la pandemia y no pude regresar a Perú. Tuve una competencia en Australia y mi escala fue en Los Ángeles. Quise descartar un par de días y justó cerró la frontera de Perú. Pensé que abriría en tres semanas, pero terminaron siendo siete meses. Felizmente, tengo unos tíos en California y mi enamorada vive en Hawaii, así que me quedé con ellos.
¿Ha sido muy distinta tu preparación ahora a la que tuviste de cara a Lima 2019?
Me he matado entrenando, sí. Entrené en las mañanas y en las tardes. La gran facilidad para Lima 2019 es que era en casa y tenía al frente la playa en la que iba a competir, pero, igual, este año y medio me he sacado la mugre para mejorar todo mi tipo de surfing y llegar bien a los Juegos Olímpicos, que es la meta. He entrenado igual de fuerte en los dos.
¿Has estado ya en la playa de Tsurigasaki?
Ya estuve en la misma área donde vamos a competir. Son olas son difíciles. Son chicas, revientan por todos lados. Son olas de viento. Se ha basado en eso mi entrenamiento. Traté de entrenar con olas bastante parecidas.
¿Cuál es tu objetivo en Tokio 2020?
Lo que me gusta decir es que voy con todo, me voy a sacar la mugre en la competencia, voy a dejar el 200% en cada ronda que me toque competir. No te voy a decir 'voy a ganar esta medalla' porque me gusta más decir que voy a esforzarme un montón y dar todo de mí, porque eso si lo sé. Depende de eso, las cosas buenas vendrán.
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