Pese a que servicio Geológico de Estados Unidos informó que sismos de Haití y Chile no tienen relación alguna, diversos países revisan sus políticas antisísmicas.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por su sigla en inglés), aseguró que los sismos de los últimos meses en varias partes del mundo, incluyendo los dos recientes en América (Haití y Chile) no están relacionados entre sí.
Estos movimientos "ocurren en las regiones geológicas propensas a los sismos y, considerando los datos a largo plazo, nada está ocurriendo que sea anormal", afirmó el geofísico del USGS John Bellini en diálogo con Efe.
En cualquier año, añadió el experto, hay un promedio de 140 a 150 terremotos con magnitudes de 6 a 6,9 grados, "más de dos por semana".
Pese a este diagnóstico, lo sucedido en Haití y Chile pone en pie de alerta a los países de la región como México, que aún recuerda el terremoto de 8,1 grados Richter que en 1985 derrumbo 650 edificios y causó miles de muertos en la capital.
En ese sentido, el presidente de Perú, Alan García, instauró de manera oficial el Plan de Prevención de Sismos como una "política nacional y objetivo permanente del Estado".
Según el mandatario, implementar esta política nacional era una necesidad ya que, aseguró, los recientes terremotos de Haití y Chile ponen a su país "en un riesgo inminente" de sufrir una tragedia de similares proporciones.
Por eso, el alcalde de Ciudad de México, Marcelo Ebrard, instruyó a su gabinete para reforzar las medidas preventivas, redoblar el esfuerzo en entrenamiento, preparación, comunicación y disposición para organizar la reacción ante un sismo y solicitó la colaboración de la ciudadanía.
En el propio Haití, que sigue esforzándose por levantarse de la tragedia del pasado 12 de enero, el Gobierno instaló tres estaciones sísmicas para registrar temblores de tierra.
En cuanto a República Dominicana, que comparte el territorio de la isla La Española con Haití, recibe información sismológica por medio de algo más de una veintena de estaciones de detección de temblores, 14 de ellas en el territorio nacional, a las que se sumó la instalación de una adicional tras el sismo en el vecino país.
El resto están en otras naciones caribeñas con los que se intercambia la información sísmica, como Puerto Rico, Turcos y Caicos, Cuba y Jamaica.
El director de la Red Sísmica de Puerto Rico, Víctor Huérfano, señaló a Efe que las medidas contra este tipo de desastres naturales se han ido implantando paulatinamente en la isla a lo largo de las pasadas décadas y que, por lo tanto, no se ha puesto en marcha ninguna medida especial en las últimas semanas.
En Panamá, según el ministro de la Presidencia, Demetrio Papadimitriu, se formó una comisión para evaluar las condiciones de los edificios públicos y privados, y las obras en construcción para verificar que cumplan con las normas antisísmicas.
Honduras, por su parte, planea realizar en los próximos días un simulacro sobre evacuación de edificios públicos ante un eventual terremoto.
En Nicaragua, el Gobierno, tras el terremoto en Chile, solicitó a las autoridades elaborar un plan con la finalidad de estar preparados ante estos fenómenos.
El municipio de Corinto, a orillas del Pacífico y con 19.300 habitantes, fue escenario esta semana de un simulacro de tsunami, para conocer su eficacia y comprobar el sistema de alerta temprana.
Por su parte, las autoridades salvadoreñas ya habían aprobado en octubre de 2009 el proyecto "Evaluación del riesgo de tsunamis en la costa de El Salvador", que, con un costo estimado de 544.719 dólares, implica la identificación de la vulnerabilidad del país con énfasis en las poblaciones cercanas a las costas.
En Colombia, se mantienen las políticas de concienciación en las áreas con mayor actividad sísmica, concentradas en su mayoría en la zona del Eje Cafetero (centro), donde en los últimos días se han registrado hasta 14 sismos de baja intensidad.
En Costa Rica, aunque los organismos de socorro tienen protocolos de emergencia para terremotos, la Comisión Nacional de Emergencias cuenta con recursos limitados, como se evidenció en enero de 2009 cuando un sismo de 6,2 grados destruyó varias comunidades en una zona montañosa y causó 23 muertos.
Entre tanto, Bolivia, según la directora del observatorio privado San Calixto, Estela Minaya, no está preparado, ya que, entre otras, su población tiene falsos mitos como creer que por estar en el centro de Suramérica y rodeado de cordilleras el país no es susceptible de padecer terremotos de gran magnitud.
A su vez, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, reconoció hoy que su país "no está preparado para desastres de la magnitud de Haití o de Chile", y advirtió que las construcciones no están preparadas, "porque hay una anarquía urbana increíble" y que arreglar dicha situación es "un trabajo que demorará años".
EFE
Estos movimientos "ocurren en las regiones geológicas propensas a los sismos y, considerando los datos a largo plazo, nada está ocurriendo que sea anormal", afirmó el geofísico del USGS John Bellini en diálogo con Efe.
En cualquier año, añadió el experto, hay un promedio de 140 a 150 terremotos con magnitudes de 6 a 6,9 grados, "más de dos por semana".
Pese a este diagnóstico, lo sucedido en Haití y Chile pone en pie de alerta a los países de la región como México, que aún recuerda el terremoto de 8,1 grados Richter que en 1985 derrumbo 650 edificios y causó miles de muertos en la capital.
En ese sentido, el presidente de Perú, Alan García, instauró de manera oficial el Plan de Prevención de Sismos como una "política nacional y objetivo permanente del Estado".
Según el mandatario, implementar esta política nacional era una necesidad ya que, aseguró, los recientes terremotos de Haití y Chile ponen a su país "en un riesgo inminente" de sufrir una tragedia de similares proporciones.
Por eso, el alcalde de Ciudad de México, Marcelo Ebrard, instruyó a su gabinete para reforzar las medidas preventivas, redoblar el esfuerzo en entrenamiento, preparación, comunicación y disposición para organizar la reacción ante un sismo y solicitó la colaboración de la ciudadanía.
En el propio Haití, que sigue esforzándose por levantarse de la tragedia del pasado 12 de enero, el Gobierno instaló tres estaciones sísmicas para registrar temblores de tierra.
En cuanto a República Dominicana, que comparte el territorio de la isla La Española con Haití, recibe información sismológica por medio de algo más de una veintena de estaciones de detección de temblores, 14 de ellas en el territorio nacional, a las que se sumó la instalación de una adicional tras el sismo en el vecino país.
El resto están en otras naciones caribeñas con los que se intercambia la información sísmica, como Puerto Rico, Turcos y Caicos, Cuba y Jamaica.
El director de la Red Sísmica de Puerto Rico, Víctor Huérfano, señaló a Efe que las medidas contra este tipo de desastres naturales se han ido implantando paulatinamente en la isla a lo largo de las pasadas décadas y que, por lo tanto, no se ha puesto en marcha ninguna medida especial en las últimas semanas.
En Panamá, según el ministro de la Presidencia, Demetrio Papadimitriu, se formó una comisión para evaluar las condiciones de los edificios públicos y privados, y las obras en construcción para verificar que cumplan con las normas antisísmicas.
Honduras, por su parte, planea realizar en los próximos días un simulacro sobre evacuación de edificios públicos ante un eventual terremoto.
En Nicaragua, el Gobierno, tras el terremoto en Chile, solicitó a las autoridades elaborar un plan con la finalidad de estar preparados ante estos fenómenos.
El municipio de Corinto, a orillas del Pacífico y con 19.300 habitantes, fue escenario esta semana de un simulacro de tsunami, para conocer su eficacia y comprobar el sistema de alerta temprana.
Por su parte, las autoridades salvadoreñas ya habían aprobado en octubre de 2009 el proyecto "Evaluación del riesgo de tsunamis en la costa de El Salvador", que, con un costo estimado de 544.719 dólares, implica la identificación de la vulnerabilidad del país con énfasis en las poblaciones cercanas a las costas.
En Colombia, se mantienen las políticas de concienciación en las áreas con mayor actividad sísmica, concentradas en su mayoría en la zona del Eje Cafetero (centro), donde en los últimos días se han registrado hasta 14 sismos de baja intensidad.
En Costa Rica, aunque los organismos de socorro tienen protocolos de emergencia para terremotos, la Comisión Nacional de Emergencias cuenta con recursos limitados, como se evidenció en enero de 2009 cuando un sismo de 6,2 grados destruyó varias comunidades en una zona montañosa y causó 23 muertos.
Entre tanto, Bolivia, según la directora del observatorio privado San Calixto, Estela Minaya, no está preparado, ya que, entre otras, su población tiene falsos mitos como creer que por estar en el centro de Suramérica y rodeado de cordilleras el país no es susceptible de padecer terremotos de gran magnitud.
A su vez, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, reconoció hoy que su país "no está preparado para desastres de la magnitud de Haití o de Chile", y advirtió que las construcciones no están preparadas, "porque hay una anarquía urbana increíble" y que arreglar dicha situación es "un trabajo que demorará años".
EFE