´Entiendo que los afectados están presentes por primera vez. ¿Puedo decirles algo?´, fueron las palabras de Anders Behring Breivik durante la vista pública celebrada en la capital noruega.
El ultraderechista Anders Behring Breivik, autor confeso de los atentados del pasado 22 de julio en Noruega, intentó hablar con los familiares de las víctimas y los supervivientes de la tragedia durante la vista pública celebrada en Oslo, pero el juez se lo impidió.
"Entiendo que los afectados están presentes por primera vez. ¿Puedo decirles algo?", fueron las palabras de Breivik, a las que el juez respondió con un "no", según la televisión pública NRK.
Varios de los familiares y supervivientes presentes abandonaron la sala a mitad de la vista. El juez también interrumpió a Breivik cuando intentó justificar su actos y elaborar un discurso político.
Breivik solo podía hablar sobre su situación en la cárcel y su posición ante la cuestión de la prisión preventiva, objeto de la vista, circunstancia acerca de la que fue advertido al inicio de la comparecencia, la cuarta desde su detención pero la primera en que se permitió el acceso de público a la sala.
La justicia noruega no dejó filmar la vista ni sacar fotos al sospechoso, esto último por petición suya, pero levantó la prohibición inicial a los medios de hacer referencia a lo que se decía en la sala.
Al inicio de la vista, Breivik se presentó como comandante militar en el movimiento de resistencia contra la islamización, una expresión ya usada en su manifiesto político, y mostró sus objeciones contra el juez, Torkjel Nesheim.
"Has recibido el mandato de aquellos que apoyan el multiculturalismo. Es una ideología del odio, que apoya la deconstrucción de la sociedad noruega", llegó a decir Breivik antes de ser interrumpido por Nesheim, según la agencia NTB.
Tal y como ha hecho hasta ahora, Breivik -vestido con un traje oscuro, camisa blanca y corbata azul clara- reconoció los hechos pero se declaró inocente, rechazó la prisión y pidió ser liberado.
Preguntado por su abogado por su situación de aislamiento en la prisión de Ila, al oeste de Oslo, dijo no tener "grandes problemas", si bien admitió que al principio le costó "adaptarse a una existencia muy pasiva cuando se es muy activo".
Breivik hizo estallar el pasado 22 de julio un coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo, donde murieron ocho personas, e inmediatamente después se trasladó a la isla de Utøya, a 45 kilómetros de la capital, donde disparó de forma indiscriminada matando a 69 personas.
La mayoría de las víctimas de Utøya eran jóvenes que asistían al campamento de las Juventudes Laboristas (AUF).
EFE
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