Sin embargo, el presidente de la Asociación de Bomberos denunció que en las primeras horas del incendio el Gobierno no tomó en serio el combate contra el fuego.
"El incendio arde bajo cierto control y no está en desarrollo", explicó a Efe el portavoz de los bomberos, Gianis Kapakis, en relación a uno de los focos que amenazaba la ciudad desde el noroeste y donde se mantiene aún un importante retén para que no se reavive.
El inmenso frente de fuego que se ha acercado a la capital, de una virulencia desconocida en dos décadas, y que ha consumido más de 20.000 hectáreas y 150 casas ha dejado a su paso un paisaje lunar.
Sólo el esfuerzo de cientos de bomberos y soldados, apoyados por decenas de medios aéreos, ha logrado que el fuego remita tras cinco días de lucha.
El fuego sigue activo también cerca de la localidad costera de Porto Germeno, al noroeste de Atenas, y a poca distancia de poblaciones en la isla de Eubea, al este de la capital.
Pero mientras las llamas se apagan, las críticas contra la actuación del Gobierno se avivan, tanto desde la oposición política como desde grupos ecologistas.
"Este incendio no era parte del destino, se podría haber evitado si lo que ocurrió en 2007 se hubiera utilizado como lección", clamó Giorgios Papandreu, el líder de la mayor formación opositora, el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK).
En verano de 2007 murieron 65 personas por una oleada de incendios en el Peloponeso y sólo en el mes de agosto se calcinaron 180.000 hectáreas.
El líder socialista, cuyas críticas habían sido hasta ahora muy moderadas, solicitó "tolerancia cero" con la construcción ilegal, que se cree que está detrás de algunos incendios.
"Estamos al borde de la desertificación", auguró Zhimios Lekas, experto en geología de la Universidad de Atenas, al hablar de la devastación sufrida, mientras que las organizaciones conservacionistas lamentaron la falta de medios y la negligencia en los trabajos de desbroce para mantener limpios los cortafuegos.
Greenpeace denunció "una falta de voluntad política" en la lucha contra el fuego, como demuestra que 3.000 puestos de bomberos se hayan dejado sin cubrir durante la época estival.
Otras organizaciones recuerdan que Grecia es uno de los países que más gasta proporcionalmente de Europa en sus Fuerzas Armadas, mientras que la inversión en medios anti-incendios es mínima.
Grecia sigue manteniendo la misma flota de veintiún aviones cisterna que tenía hace dos años, en 2007, sin que se haya reforzado.
Por su parte, el Gobierno griego se defendió de las críticas y descargó en los bomberos la responsabilidad de la extinción de los incendios.
El portavoz del Ejecutivo conservador griego, Evangelos Antonaros, aseguró que el aparato estatal estuvo bien organizado desde el principio y se "movilizaron todas las fuerzas" para extinguir los fuegos y añadió que "la prioridad ha sido evitar la pérdida de vidas".
Pese a esas palabras, el presidente de la Asociación de Bomberos, Filipos Pandelakakis, denunció que "en las primeras horas del incendio en el noreste de Atenas, el sábado, el Gobierno no tomó en serio el combate contra el fuego".
Los medios de comunicación griegos han expuesto las precarias condiciones en las que los bomberos tuvieron que hacer su trabajo, sin instrucciones y sin material adecuado, con bocas de agua secas e, incluso, con los camiones parados por falta de gasolina.
"Estuvimos cinco días combatiendo el fuego y no teníamos ni agua para beber. Hicimos lo que pudimos con gran sacrificio, no somos dioses", explicó resignado el bombero Nikos Mandinas a un canal de televisión. EFE
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