La “empleadora” y propietaria del inmueble fue detenida el jueves, aunque fue puesta en libertad tras pagar una fianza. A la víctima, que vivía en el jardín, no se le permitía ni si quiera entrar a la casa para hacer sus necesidades.
Una empleada doméstica, víctima de agresiones, maltratos y torturas psicológicas, fue rescatada esta semana de un domicilio de la ciudad brasileña de Sao Paulo, donde trabajaba desde hacía dos décadas en condiciones análogas a la esclavitud, informó este viernes el Ministerio Público de Trabajo de Sao Paulo (MTP).
La mujer, de avanzada edad, "estaba siendo víctima de agresión, maltratos, castigos, tortura psíquica, violencia patrimonial y explotación de trabajo por sus empleadores", según denunció el MTP en un comunicado.
En el marco de esta operación, que atendió el pedido realizado por el MTP tras recibir denuncias de trabajo esclavo y violación de derechos humanos, la propietaria del inmueble fue detenida el jueves, aunque fue puesta en libertad tras pagar una fianza.
Al llegar a la residencia, el equipo responsable del rescate descubrió que la señora vivía en un depósito de muebles, localizado en el patio de la casa, donde dormía en un "viejo sofá, sin acceso a alimentación ni baño y sin un salario periódico".
Según la investigación, este escenario, junto con los relatos de varios testigos, confirmó la situación de "trabajo esclavo moderno, agravada por la vulnerabilidad de la víctima".
De acuerdo con los vecinos del barrio Alto Pinheiros, la zona de clase media alta situada al oeste de la capital paulista, la mujer trabajaba prácticamente a cambio de tener un lugar donde vivir.
Tras el rescate de la mujer, el Ministerio Público de Trabajo determinó la liberación de tres parcelas del seguro de desempleo para la empleada doméstica y bloqueó la opción de vender el domicilio de los empleadores hasta el final del proceso.
"No tiene ningún sentido que después del rescate la víctima acabe en una situación todavía peor de la que ya estaba", argumentó la procuradora Alline Pedrosa Oishi Delena, quien recordó la dificultad de encontrar empleo en el contexto actual de la pandemia del coronavirus, además de la vulnerabilidad de la trabajadora, que forma parte del llamado "grupo de riesgo".
Según la investigación, la víctima empezó a trabajar en 1998 para una "ejecutiva del ramo de los cosméticos" sin contrato, vacaciones ni paga extra. En 2011, la empleada doméstica fue a vivir a casa de la madre de la patrona, cuando ésta se mudó para otra ciudad del país.
En aquel momento, la víctima recibía alrededor de 400 reales (unos 75 dólares) de manera esporádica, aunque su salario fue reducido a 250 reales (unos 50 dólares) cuando pasó a servir a una de las hijas de la patrona y a su marido en la casa de Alto de Pinheiros.
La empleada doméstica trabajaba de lunes a viernes en casa de la patrona y, paralelamente, cuidaba de la casa de su madre, donde vivía y pagaba las cuentas de agua y luz ante el temor de que estos servicios fueran cortados.
En 2017, cuando la casa de la madre de la patrona fue vendida, la trabajadora fue a vivir en el depósito del jardín de la casa, donde fue rescatada esta semana.
Desde la llegada del coronavirus en Brasil, los patrones prohibieron la entrada de la empleada en su domicilio, por lo que la víctima usaba un cubo y una taza para hacer sus necesidades.
Los acusados confirmaron que la ama de llaves dormía en un espacio en el jardín y que "no sabían cómo se lo hacía para usar el baño", aunque negaron la existencia de una relación laboral entre ellos y la víctima, alegando que en los últimos años la mujer ya no realizaba tareas domésticas.
Por su parte, la propietaria del inmueble afirmó que vivió en casa de su madre como "favor" y que, tras la muerte de su antecesora, la acogió en su casa mientras "buscaba un lugar donde vivir".
(Información de EFE)
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