Un argentino conocido como el "caníbal de Alvear" fue hallado culpable de homicidio agravado con alevosía porque además comió un trozo de piel donde su víctima tenía un tatuaje.
Mauricio Reyna Mulena, fue considerado culpable de "homicidio agravado con alevosía" de Luciano Redemí, de 24 años.
"Un alma más para mí...y no crean que es la primera alma que me como; sólo que de las otras nadie se ha enterado", dijo el victimario en el momento del crimen, según uno de los testigos del homicidio.
El hecho ocurrió el 7 de mayo de 2006, en la localidad mendocina de Alvear (oeste), cuando el condenado, la víctima y otras tres personas ingresaron sin permiso a una ex bodega, con la intención de tomar vino en unas piletas industriales subterráneas y sustraer unas herramientas.
En un determinado momento, cuando ingerían vino el asesino propinó un golpe de puño que hizo caer a Redemí, le pateó la cara y lo apuñaló 29 veces en la zona del tórax.
Reyna Mulena le arrancó además un trozo de piel de la espalda, donde había un tatuaje, para comérselo, lo que le valió el apodo de "caníbal".
Durante el juicio, se supo además que el victimario intentó cortar otro tatuaje que el joven tenía en la pierna pero que no llegó a comérselo.
La fiscalía, que pidió la pena de cadena perpetua por ensañamiento y alevosía, sugirió también que el tatuaje de la espalda habría sido arrancado cuando Redemí aún estaba con vida, aunque eso no se pudo probar.
En 2008, los cómplices habían sido condenados por encubrimiento, mientras el homicida permanecía prófugo, hasta que fue detenido en enero de 2009 en el barrio porteño de San Telmo, a 1.000 km del lugar del crimen.
AFP
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