El humilde Chapecoense llegó a primera división en el 2014 y solo dos años después, estaba por jugar la final de la Copa Sudamericana.
El humilde Chapecoense brasileño se disponía a disfrutar de su primera final en un torneo internacional, un hito que sorprendió a todo un continente por el ascenso meteórico que experimentó el club a nivel deportivo en los últimos años. Su hazaña, sin embargo, fue interrumpida por uno de los accidentes aéreos más trágicos de la historia del fútbol.
"El Chape" es un equipo relativamente joven. Con sede en la ciudad de Chapecó, Santa Catarina (sur de Brasil), "el huracán del oeste" fue fundado el 10 de mayo de 1973 tras la fusion del Atletico Chapecó y el Independente. La mayor parte de su historia la ha pasado en categorías inferiores disputando torneos estatales. Llegó a la primera división del fútbol brasileño en 2014 y apenas dos años después clasificó a la final de la Copa Sudamericana, que iba a disputar contra el Atlético Nacional de Medellín.
Después de unas malas administraciones en los primeros años del nuevo siglo, los gestores del club decidieron cambiar el nombre oficial del equipo a Associação Chapecoense Kindermann/Mastervet, limpiar las deudas y renacer con un proyecto deportivo a largo plazo que dio sus frutos en muy poco tiempo. Tal es la modestia de este equipo que la directiva del Chapecoense tuvo que ponerse a buscar un estadio la semana pasada para jugar el encuentro de local de la final Sudamericana ya que su casa, el Arena Condá, no cumplía con las exigencias de la Conmebol al no tener capacidad para más de 40.000 aficionados.
Primeros éxitos. Con su ascenso al Campeonato Brasileño se convirtió en el equipo referencia e icónico de un estado sin grandes clubes a nivel regional pero con una gran rivalidad que mantiene con Joinville, Figueirense, Avaí y Criciúma. En su primer año en la primera división del fútbol brasileño se clasificó para jugar la Copa Sudamericana y llegó hasta los cuartos de final, donde fue eliminado por el River Plate argentino, eventual campeón.
El Chapecoense no cesó en su empeño de querer hacer algo grande en un torneo internacional y repitió esta temporada. Tras superar al Independiente argentino en octavos de final tras una tanda de penales, pasó con soltura los cuartos ante Junior de Barranquilla y sobrevivió ante el San Lorenzo, también de Argentina, y que ya había conseguido el título de la Sudamericana en 2002.
El equipo dirigido por Caio Júnior se caracterizaba por un carácter aguerrido. Sus armas eran la velocidad de Ananías en ataque, el acierto goleador de Bruno Rangel y la experiencia del volante Cléber Santana (35) conocido por su paso por el Atlético de Madrid de España. Su portero Marcos Alonso, héroe en el último partido de semifinales contra el San Lorenzo al sacar un pie milagroso en el último minuto, solo había sufrido cuatro goles en los últimos siete partidos y solo uno de ellos de local, está entre los sobrevivientes. Chapecó, una ciudad de unos 200.000 habitantes, llora la desaparición de un equipo que tocó la gloria con sus manos.
(Con información de EFE)
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