Durante años, un fósil era analizado de la manera incorrecta. “Es un nuevo dinosaurio que había estado escondido a plena vista”, comentó la estudiante de doctorado que lo identificó durante una excavación en Sudáfrica.
Kimberley Chapelle es una estudiante de doctorado de la Universidad de Witwatersrand, ubicada en Johannesburgo. Ella descubrió una nueva especie de dinosaurio gracias a un fósil que se estaba identificando de forma incorrecta desde hace tres décadas, informaron fuentes del centro educativo.
El animal ha sido bautizado como Ngwevu intloko, el equivalente a “calavera gris” en lengua xhosa. Es una nueva especie de sauropodomorfo perteneciente al Jurásico temprano, cuando los grandes dinosaurios comenzaban a dominar la Tierra.
El Ngwevu intloko era bípedo, tenía un cuerpo robusto, un cuello largo y delgado y una cabeza pequeña. Medía unos tres metros desde el hocico hasta la punta de la cola y probablemente era omnívoro, capaz de alimentarse tanto de plantas como de pequeños animales.
La autora del descubrimiento contaba con la supervisión del profesor Paul Barrett del Museo de Historia Natural británico. “Es un nuevo dinosaurio que había estado escondido a plena vista”, explicó Barrett, según un comunicado difundido el martes 6 de agosto por la Universidad de Witwatersrand.
“El espécimen estuvo en las colecciones de Johannesburgo durante unos 30 años y muchos científicos lo habían estudiado ya, pero todos pensaron que se trataba de un ejemplo extraño de massospondylus”, detalló el investigador.
Los massospondylus son dinosaurios hallados con relativa regularidad en el sur de África. Dado que hay bastantes muestras de massospondylus encontrados en la región, la investigadora fue capaz de descartar que las diferencias se puedan atribuir a la edad.
“Esta nueva especie es interesante porque antes pensábamos que realmente solo había una solo tipo de sauropodomorfo viviendo en Sudáfrica en este periodo”, completó Barrett.
El fósil que dio lugar al descubrimiento está bastante completo y la calavera está remarcablemente bien conservada. El hallazgo, que ha sido difundido en la publicación científica PeerJ, ayudará a entender mejor la transición entre el Triásico y el Jurásico, un periodo que transcurrió hace unos 200 millones de años. EFE
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