El bonsái de pino blanco que fue más fuerte que la explosión nuclear, es hoy un símbolo de paz y de encuentro entre Japón y los Estados Unidos.
El 6 de agosto de 1945 será recordado como una fecha trágica para la humanidad. Aquel día, Estados Unidos lanzaba una bomba atómica para obligar a Japón a rendirse. Más de 140.000 vidas humanas se perdieron tras la explosión. Hiroshima y luego Nagasaki quedaron prácticamente destruidas.
En ese triste contexto, solo algunos testigos sobrevivieron para dar cuenta y mantener vivo el recuerdo de uno de los hechos más tristes en la historia de la humanidad. Uno de esos sobrevivientes fue un bonsái de 390 años que hoy es considerado un símbolo de paz y de encuentro entre Japón y los Estados Unidos.
Este bonsái, originario de la isla de Miyajima, se cree que fue plantado en 1625 y pertenece a una familia japonesa que vivía a escasos tres kilómetros de donde cayó la bomba hace 70 años. En 1945 padeció los estragos de la explosión nuclear, pero milagrosamente pudo sobrevivir.
Este pino blanco enano, con forma de hongo, salvó ileso, al igual que la familia que lo albergaba. No obstante, en 1975 fue donado al gobierno norteamericano y ahora es parte de la colección del Museo Bonsái y Penjing en Washington.
Kathleen Emerson-Dell, quien ahora tiene a su cargo el cuidado del pequeño árbol en el museo, quiere que la gente vea a este bonsái como una celebración de supervivencia. "Hay una conexión con un ser viviente que sobrevivió en la tierra a lo que ya sabemos… es como tocar la historia", manifestó.
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