La iniciativa surgió inicialmente de India y Sudáfrica, en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC): una suspensión temporal de todas las protecciones en cuanto a la vacunación o tratamiento de la enfermedad.
La decisión de Estados Unidos de apoyar la suspensión de patentes de vacunas contra la COVID-19 podría suponer un cambio radical en la compleja negociación, aunque los expertos advierten que un acuerdo está lejos.
"Esto supone un cambio radical, no hay duda alguna", declaró bajo anonimato a la AFP un diplomático occidental vinculado con las negociaciones actuales sobre patentes en la sede de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El anuncio, realizado inesperadamente por la Alta Representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, supone un giro de 180º grados respecto a la habitual postura estadounidense de defensa de los derechos de propiedad intelectual de las vacunas.
La iniciativa surgió inicialmente de India y Sudáfrica, dos países en desarrollo muy golpeados por la pandemia, en el seno de la OMC: una suspensión temporal de todas las protecciones en cuanto a la vacunación o tratamiento de la enfermedad, responsable de la peor crisis sanitaria que haya conocido el planeta desde la gripe española de hace poco más de un siglo.
'Peso pesado'
La propuesta choca con la abierta oposición de los gigantes farmacéuticos, pero también de algunos gobiernos de los países donde esas poderosas multinacionales están instaladas.
Tanto Pfizer como BioNTech, dos de las principales firmas involucradas en el desarrollo de vacunas contra el coronavirus, y además en un tiempo récord, se declararon este jueves contrarios a la idea, secundados por Alemania y Suiza, entre otros países.
Pero el apoyo del gobierno del presidente Joe Biden puede alterar totalmente la partida.
"Puede ser lo que precipite el cambio" indicó Gaetan de Rassenfosse, un experto en propiedad intelectual de la universidad suiza EPFL, a la AFP.
"Estados Unidos es el peso pesado", añade ess experto, quien predice incluso que los países que se muestren reluctantes "quedarán cada vez más aislados".
La OMC, la cúpula de la UE y Rusia se han declarado dispuestos a debatir el asunto, después de haberse opuesto.
"Ahora que Biden movió ficha (...) no les queda otro remedio", explica Samira Guennif, profesora de Economía de la universidad de Paris-Nord.
La fuente diplomática consultada en Ginebra confirmó que la presión política crece, y que ningún país quiere "quedarse solo".
'Movimiento en ambas partes'
India y Sudáfrica han indicado además que están dispuestos a negociar, y que someterán a debate en el seno de la OMC una propuesta la semana que viene.
Hasta ahora, la discusión parecía estar encallada en los pasillos de la agencia de la ONU con sede en Ginebra.
"De repente ha habido movimiento en ambas partes, así que estamos en una situación completamente diferente", indicó la fuente.
Pero las decisiones se toman con extrema lentitud en la OMC. Todos los países, 164 miembros en total, deben estar de acuerdo.
"Podría tardar tiempo. Puede que no llegue con suficiente rapidez para enfrentar la emergencia sanitaria", advirtió Guennif.
La fuente diplomática occidental explicó que la propuesta estadounidense en realidad es más modesta de lo que parece, ya que no incluye absolutamente todos los tratamientos y equipos médicos contra la COVID-19, como planteaba la propuesta original en la OMC.
"Hay una diferencia de ambición evidente" indicó el diplomático.
(Con información de AFP)
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