Aunque la pandemia en Japón está muy lejos de los niveles registrados en Europa y Estados Unidos, registra el mayor número de casos en Asia, después de China e India.
Médicos japoneses instaron a las autoridades que extremen las medidas para evitar una saturación del sistema hospitalario luego que los casos de COVID-19 superaron los 10.000 este fin de semana, pese a la instauración del estado de urgencia.
Aunque la pandemia en Japón está muy lejos de los niveles registrados en Europa y Estados Unidos, registra el mayor número de casos en Asia, después de China e India. El último balance del ministerio de Salud reportó 171 fallecidos y 10.751 infectados desde el inicio de la crisis, casi 400 contagiados más en 24 horas.
Desde hace unos días, las autoridades decretaron estado de urgencia en todo el territorio hasta el 6 de mayo, después de haber estado limitado inicialmente a siete regiones. El número de pasajeros en los trenes y metros de la capital, habitualmente atestados de gente en horas punta, ha caído fuertemente, pero los comercios y los restaurantes siguen abiertos.
La ley de estado de urgencia no puede obligar al respeto de las consignas, pero "el mensaje podría llegar de manera eficaz, rigurosa y constante incluso si no hay sanciones", dijo el lunes Kentaro Iwata, infectólogo de la Universidad de Kobe (oeste). "Necesitamos medidas mucho más eficaces (...) El sistema está al borde del colapso en numerosos lugares de Japón", advirtió Iwata, muy crítico con la gestión de la crisis sanitaria.
La estrategia japonesa de tests limitados asociados a un seguimiento de los contactos funcionó bien cuando el número de casos era bajo, según el infectólogo de Kobe. Por su parte, el gobierno asegura que ha revisado su estrategia reforzando la capacidad de test de diagnóstico, cambiando una regla que exigía a los positivos permanecer en los hospitales y la imposición del estado de urgencia para frenar la propagación del virus.
(Con información de AFP)
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