¿En qué sentido la COVID-19 se comporta como varias enfermedades de transmisión sexual? Esto dice un artículo científico.
Se sabe que los síntomas de la COVID-19 no aparecen hasta que la persona infectada ha propagado el virus durante varios días, cuando no sabía que había contraído la enfermedad. Un artículo científico publicado en The Conversation y reproducido por la BBC estima que la tasa más alta de transmisión viral ocurre uno o dos días después de que la persona comienza a mostrar síntomas.
Esto quiere decir que te sientes enfermo cuando el coronavirus ya ha logrado cumplir con su meta evolutiva: propagarse. Y es que los virus se caracterizan por ser “buenos” haciendo copias de sí mismos en nuevos huéspedes, hasta que se crean tratamientos o una vacuna que puedan contenerlos.
Athena Aktipis, profesora asistente de Psicología del Centro de Evolución y Medicina de la Universidad Estatal de Arizona en EE.UU. y Joe Alcock, profesor de Medicina de Emergencia de la Universidad de México han publicado un artículo que sostiene que los brotes que causan síntomas severos son más fáciles de combatir con medidas de salud pública.
No obstante, el SARS-CoV-2 puede invadir comunidades de manera sigilosa, ya que los asintomáticos pueden contagiar sin saberlo. Por ejemplo, el virus de Marburgo o el ébola causan síntomas severos que son más fáciles de “acorralar”.
¿En qué se parece la COVID-19 a una enfermedad de transmisión sexual?
Una persona infectada con una ETS continúa viéndose y sintiéndose bien, a medida que propaga la enfermedad a nuevas personas. Este es el ejemplo del VIH y la sífilis, enfermedades que son relativamente asintomáticas por una gran parte de tiempo en el que sí son contagiosas.
En el caso del coronavirus, las investigaciones recientes indican que entre el 40% y el 45% de los infectados son asintomáticos, por eso, los portadores son capaces de transmitir el virus por un largo periodo. Pero la COVID-19 también tiene severidad como otras ETS, que no se comportan de la misma manera en todos los huéspedes, siendo las diferencias entre cada paciente drásticas.
El coronavirus no cambia deliberadamente, lo que hace que nuestro cuerpo pueda ser utilizado como vehículo de transmisión, sin embargo, los patógenos pueden evolucionar y expresar una “virulencia condicional”, es decir, pueden ser altamente virulentos en algunas personas y menos en otras, dependiendo de las características del huésped, tales como la edad, la presencia de otras infecciones y la respuesta inmunitaria de cada persona.
Hasta el momento, sin embargo, no sabemos mucho acerca de la evolución de este virus. Tenemos conocimiento de que se adapta a cada paciente, pero no hay evidencia de que estas mutaciones cambien su virulencia o transmisibilidad. Para leer más sobre el artículo puedes entrar a este link.
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