Con los servicios de salud mental interrumpidos, muchos están optando por probar drogas altamente adictivas. Este estudio cuestionó a los participantes sobre las razones que los llevan a consumir sustancias ilegales.
La necesidad y la angustia durante la crisis del coronavirus ha llevado a las personas, confinadas en sus casas, a lidiar con su salud mental utilizando drogas ilegales, según una reciente encuesta sobre su uso, la primera de este tipo en preguntar a las personas no solo qué drogas toman, sino el porqué. Sobre esto indaga el estudio How has drug use changed during the pandemic?, realizado por NeuroSight con el apoyo de Reagent Tests UK.
La mayoría de encuestados (71%) dijo utilizar drogas por diversión o como una forma de relajación. Este dato es importante porque recuerda a los investigadores que la mayor parte de las personas continúan utilizando las drogas por placer, pues otras investigaciones se ven sesgadas hacia una mejor comprensión del uso problemático de las drogas por no considerar este dato.
Lo que parece haber cambiado para los usuarios de drogas en los últimos meses es un incremento significativo en el número de personas que reportan utilizarlas para lidiar con problemas de salud mental (aproximadamente 1 de 5 de los encuestados lo hacía antes de la pandemia y ahora 1 de cada 2).
El tipo de problemas de salud mental identificados en los encuestados son ansiedad, necesidad de escapar de la realidad, estrés o soledad, frente a la incertidumbre de lo que se avecina para el mundo. Otros encuestados también manifestaron tener problemas de dinero, relaciones interpersonales y de autoestima, inquietudes que los servicios de salud usualmente suelen tratar.
Sin embargo, en vez de operar con mayor ímpetu durante la pandemia en el Reino Unido, estos decidieron cerrar durante el Estado de Emergencia, priorizando únicamente a los casos más severos, y dejando a los demás pacientes a la deriva. Sin saber cuándo podrán recibir tratamiento psicológico o psiquiátrico, un gran porcentaje se inclina al uso de drogas, por lo que podrían desarrollar con el tiempo una dependencia física y psicológica, agravando así los problemas de salud mental que ya padecen.
El estudio apunta a que, incluso si reconocen y admiten haber desarrollado una dependencia de una droga, su motivación y capacidad psicológica para abordarla pueden verse comprometidas, pues la abstinencia puede implicar ansiedad, interrupción del sueño, bajo estado de ánimo y agitación.
Algo preocupante es que los servicios de salud mental se verán colapsados cuando se reactiven, por lo que se tendrá que priorizar a los casos más graves. La automedicación con drogas ilegales podría convertirse en la única opción para este grupo de personas, ya que son de fácil acceso y les ofrecen un alivio inmediato a sus males.
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