El Ejército ruso inició hace casi diez años un proceso de modernización de sus tropas, lo que ha generado tensiones con EE.UU. y la OTAN. ¿Pero es realmente una amenaza?
Las acciones militares de la Rusia de Vladímir Putin son seguidas de cerca por la OTAN, la alianza militar que lidera Estados Unidos. Washington y sus aliados condenaron en su momento la anexión de Crimea (Ucrania) y en las últimas semanas, han protagonizado incidentes como el acercamiento de un caza a un avión del Kremlin donde viajaba el ministro de Defensa. ¿Qué tanto poderío militar tiene el Kremlin y a quiénes podría perjudicar?
Según explica la BBC, la alianza militar envió cuatro batallones a cuatro países del este de Europa ante una posible acción militar de Rusia: Polonia, Estonia, Letonia y Lituania (las últimas tres exmiembros de la Unión Soviética como Ucrania). Estados Unidos también ha desplegado unidades en la zona, mientras que Moscú asegura que sus maniobras militares son una respuesta a las de la OTAN. Según datos del Banco Mundial el Gobierno de Putin gastó el 2016 el 5.4% de su PBI en sus Fuerzas Armadas, mientras que EE.UU., el 3.2%.
Primeras mejoras. "A Rusia le gustaría que pensáramos que su actual militarización y su preparación para el conflicto son una respuesta al hecho de que la OTAN esté haciendo lo mismo, pero simplemente no es cierto”, dijo el director del Centro de Estudios de Investigación del Conflicto, Keir Giles, al medio británico. Dimitri Gorenburg, analista de la Universidad de Harvard, explicó que la modernización del Ejército ruso comenzó en el 2009.
Según él, los principales objetivos fueron optimizar la velocidad en la toma de decisiones, la comunicación de estas decisiones a las tropas, que las ramas del Ejército operen mejor en conjunto y reemplazar los antiguos equipos de la era soviética. "El programa iba ya a toda marcha bastante antes de la crisis de Ucrania, cuando los países de la OTAN estaban todavía desinflando sus ejércitos", explicó Giles. En el 2013, cuando Washington retiraba sus vehículos blindados de Europa, Moscú ya había invertido “miles de millones en actualizar sus fuerzas”.
Crimea, la zona en Ucrania que fue ocupada por Rusia:
Objetivos. Pese a la tensión entre la OTAN y Rusia en el Mar Báltico, donde están exrepúblicas soviéticas como Estonia, Letonia y Lituania, los analistas creen que el principal objetivo del Kremlin está en Ucrania. Michael Kofman, del instituto Kennan en EE.UU. explicó a BBC que para el 2012 Rusia ya había elevado la calidad de sus fuerzas y que en el 2014 estaban en mejor forma que en que su “mediocre desempeño en la guerra contra Georgia”. Así llegó la invasión de Crimea.
El ingreso de las tropas a esta zona evidenció, según Kofman, que el Ejército ruso “estaba, y todavía está, en transición”. Tras esto, Rusia ha reposicionado sus tropas alrededor de Ucrania, construyó tres nuevas divisiones, recolocó varias brigadas y creó un nuevo ejército de armas combinadas. La intención es poner tropas “al otro lado de la frontera si se necesitan refuerzos, invadir desde varios vectores, o simplemente disuadir a Kiev de creerse que puede retomar rápidamente por la fuerza las regiones separatistas”.
¿Guerra en el horizonte”. Pese a que el foco está por ahora en Ucrania, Keir Giles cree que las mejores en la infraestructura militar rusa no solo apuntan a Ucrania, sino también a Bielorrusia, los mencionados Estonia, Letonia y Lituania e incluso Finlandia. "[Rusia] retiene la capacidad de desplegar una fuerza decisiva en cualquier lugar de su frontera", cree Kofman. “Se han reorganizado para ser capaces de enviar tropas de combate a la frontera occidental tan rápido como sea posible”, agregó Giles.
Sin embargo, pese a las recientes preocupaciones de la OTAN, Kofman cree que “una batalla sostenida [entre Rusia y ellos] probablemente acabaría de forma desastrosa para Moscú”. Según él, la modernización rusa tendrá efectos duraderos, pero el grupo que lidera EE.UU. es “la alianza militar preeminente en el mundo” y las tropas del Kremlin “no están estructuradas para mantener un territorio sustancial, o para generar las fuerzas necesarias para un conflicto prolongado”.
Esto no significa que una guerra entre ambas no vaya a ser sangrienta, ya que “en su arsenal nuclear estratégico, Rusia no está solo a la par que EE.UU., sino incluso por delante en su modernización y en la inversión en armas nucleares no estratégicas”. Pero por ahora, cree Gorenburg, esto no pasará, ya que “las capacidades convencionales rusas no serán ni cercanamente tan fuertes como las del ejército de Estados Unidos o las fuerzas de la OTAN en su conjunto”.
El Már Báltico es el escenario de la tensión entre Rusia y la OTAN:
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