Pedro Mendoza Pantoja, sacerdote de la archidiócesis de Ciudad de México, aseguró ´el diablo existe y tiene poderes mentales y psicológicos para llevarnos a hacer cosas malas´.
El sacerdote Pedro Mendoza Pantoja, exorcista de la archidiócesis de Ciudad de México, aseguró hoy que recibe "entre 15 y 20 llamadas diarias" de personas en busca de ayuda, pero a muchas las envía al psicólogo.
En la conferencia de prensa con la que concluyó el Congreso de Exorcistas y Auxiliares que esta semana se celebró en Ciudad de México, el clérigo explicó que un porcentaje considerable de quienes acuden a él creen que están poseídos por el diablo por "una obsesión mental" o porque "alguien se lo dijo".
"Quien debe ayudarles entonces es un psicólogo", indicó Mendoza, de 75 años, que añadió que él puede sacar a diablos reales y no a diablos mentales.
Pero aunque no ha asistido nunca a una "verdadera posesión demoníaca" y tampoco tenga noticia de ningún caso en la Ciudad de México, donde operan "ocho exorcistas", sí conoce ejemplos en otros estados del país.
Mendoza aseguró que "el diablo existe y tiene poderes mentales y psicológicos para llevarnos a hacer cosas malas".
Planteó que cada diócesis debería contar con un exorcista o un equipo de sacerdotes capacitados para ofrecer "sanaciones y liberaciones de espíritu", y recordó la ausencia actual de formación a este respecto en los seminarios.
Gracias a congresos como éste, comentó, la Iglesia católica "va tomando conciencia" de esta necesidad.
"Hay quien dice que somos unos charlatanes, pero nadie sabe lo que sufre una persona influida por el diablo si no se pone en sus zapatos", relató.
Para que alguien sea víctima de una posesión demoníaca y no de simple influencia demoníaca, deben existir síntomas como la comprensión del latín, el conocimiento de hechos que sucedan a larga distancia o la imposibilidad de que el enfermo sea controlado físicamente por más de diez personas.
En cada caso, relató Mendoza, se realiza una entrevista con el afectado que equivale a un historial médico, que contempla su trayectoria vital, su situación psicológica e incluso si hay alguna clase de antecedente familiar.
El exorcista se refirió al consumismo, el hacinamiento en las ciudades y la desintegración familiar como algunos de los males de la actual sociedad.
EFE
En la conferencia de prensa con la que concluyó el Congreso de Exorcistas y Auxiliares que esta semana se celebró en Ciudad de México, el clérigo explicó que un porcentaje considerable de quienes acuden a él creen que están poseídos por el diablo por "una obsesión mental" o porque "alguien se lo dijo".
"Quien debe ayudarles entonces es un psicólogo", indicó Mendoza, de 75 años, que añadió que él puede sacar a diablos reales y no a diablos mentales.
Pero aunque no ha asistido nunca a una "verdadera posesión demoníaca" y tampoco tenga noticia de ningún caso en la Ciudad de México, donde operan "ocho exorcistas", sí conoce ejemplos en otros estados del país.
Mendoza aseguró que "el diablo existe y tiene poderes mentales y psicológicos para llevarnos a hacer cosas malas".
Planteó que cada diócesis debería contar con un exorcista o un equipo de sacerdotes capacitados para ofrecer "sanaciones y liberaciones de espíritu", y recordó la ausencia actual de formación a este respecto en los seminarios.
Gracias a congresos como éste, comentó, la Iglesia católica "va tomando conciencia" de esta necesidad.
"Hay quien dice que somos unos charlatanes, pero nadie sabe lo que sufre una persona influida por el diablo si no se pone en sus zapatos", relató.
Para que alguien sea víctima de una posesión demoníaca y no de simple influencia demoníaca, deben existir síntomas como la comprensión del latín, el conocimiento de hechos que sucedan a larga distancia o la imposibilidad de que el enfermo sea controlado físicamente por más de diez personas.
En cada caso, relató Mendoza, se realiza una entrevista con el afectado que equivale a un historial médico, que contempla su trayectoria vital, su situación psicológica e incluso si hay alguna clase de antecedente familiar.
El exorcista se refirió al consumismo, el hacinamiento en las ciudades y la desintegración familiar como algunos de los males de la actual sociedad.
EFE
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