En la operación fueron detenidas 25 personas, entre ellas varios ciudadanos colombianos.
La Policía española ha desmantelado cerca de Madrid el mayor laboratorio clandestino de cocaína conocido hasta ahora en Europa, en una operación en la que han sido detenidas 25 personas, entre ellas varios ciudadanos colombianos.
En el laboratorio, que había sido montado en una finca del municipio madrileño de Villanueva de Perales, los agentes hallaron más de 300 kilos de cocaína listos para su venta, y 33 toneladas de productos químicos para procesar la pasta de coca, que era introducida en España por vía marítima en contenedores, escondida en cargamentos de café.
El mismo vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se refirió a esta operación policial que calificó de "muy importante" y "ejemplo" de lo que es la nueva criminalidad organizada, uno de los retos que, en su opinión, tiene por delante el Estado español.
"Un grupo muy poderoso, con abogados, muy bien organizado, sofisticado tecnológicamente", dijo el ministro, quien subrayó la importancia de la especialización en la tarea policial para conseguir resultados como los de esta operación.
En la vivienda de Villanueva de Perales, la pasta base era procesada y convertida en cocaína, se prensaba y envasaba al vacío con el sello de la organización, la imagen de una llave.
En una rueda de prensa en la que informó de la operación policial "Colapso", el comisario Jesús Pacheco dijo que en las viviendas "de seguridad" con las que contaba la red, los agentes encontraron más de dos millones de euros (2,6 millones de dólares) en efectivo, armas de fuego, vehículos de lujo y más de 470 teléfonos móviles, empleados para intentar burlar los seguimientos policiales.
Además, las autoridades judiciales han inmovilizado bienes y activos financieros por valor de 50 millones de euros (65 millones de dólares).
El comisario Pacheco explicó que la banda estaba liderada por una pareja de españoles y dos hermanos colombianos que, a su vez, trabajaban en colaboración con un empresario del ocio madrileño, Lauro Sánchez, que se encargaba de distribuir la droga en sus locales.
Este empresario transfería parte de la droga a dos hermanos españoles, dueños de un taller en la localidad madrileña de Paracuellos del Jarama y quienes repartían importantes cantidades de cocaína por medio de otros contactos en toda España.
De forma paralela, un bufete de abogados de Madrid se dedicaba a buscar la forma de blanquear el dinero procedente de la venta de la droga.
Dos abogados y varios trabajadores del bufete también han sido detenidos por elaborar contratos ficticios de modo que las ganancias del narcotráfico pareciesen ligadas a pagos de un entramado empresarial.
El comisario de la Brigada Central de Estupefacientes, Francisco Migueláñez, aseguró que en sus veinte años de lucha contra el narcotráfico nunca había visto un laboratorio de esta envergadura y tan sofisticado.
La banda había decidido pasar de vender droga, ya adulterada, a comprar la pasta de coca directamente en Suramérica y elaborarla en Madrid, lo que le proporcionaba mayores ganancias.
Para este nueva actividad, había montado el laboratorio de Villanueva de Perales, que ha sido desmantelado incluso antes de que comenzara a funcionar.
Alrededor del laboratorio, emplazado en una casa aislada en el campo, la organización había instalado un auténtico fortín, con perros guardianes o micrófonos direccionales para detectar cualquier movimiento en las inmediaciones.
"Eran unos auténticos paranoicos de la seguridad", dijo Migueláñez, quien añadió que los cabecillas de la red tenían escoltas personales fuertemente armados, con machetes de gran tamaño y pistolas semiautomáticas de origen ruso, nunca vistas hasta ahora en la delincuencia organizada en España. EFE
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