Calvo, de 22 años, secuestrado en abril de 2009, se reencontró con su padre y su hermana, así como con otros familiares, en el aeropuerto de Villavicencio.
El soldado profesional Josué Daniel Calvo, de 22 años, regresó hoy a la libertad tras once meses como rehén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en las selvas de ese país, de las que se trajo un pájaro que le sirvió de mascota.
Calvo, que fue herido en una pierna cuando fue capturado, fue entregado hoy por las FARC a una misión humanitaria que lo llevó en helicóptero hasta Villavicencio (centro de Colombia).
Pese a que se había dicho que su estado de salud no era bueno a causa de la herida en la pierna, el que fue durante un tiempo el rehén más joven de las FARC bajó del helicóptero por su propio pie y caminó por la pista tan solo ayudado por un bastón.
En una mano llevaba una caja en la que según dijeron después los que participaron en la misión de entrega había un pajarito que fue su mascota durante el cautiverio.
Calvo llegó vestido de civil, pero al poco tiempo apareció con uniforme de camuflaje en su primera rueda de prensa como hombre libre, donde no quiso pronunciar una palabra.
El soldado cayó en manos de las FARC en el caserío El Encanto, en el departamento oriental del Meta, y solo se supo de su paradero por un anuncio de la guerrilla en el que aseguraba que el militar había sido abandonado herido por las tropas después de un combate.
Su padre, Luis Alberto Calvo, un campesino de 50 años que a lo largo de su vida ha sido además arriero y comerciante, explicó a Efe que "Josue acabó primaria y estando en el Ejército acabó el bachillerato".
"Él nunca dijo que quería irse para el Ejército, pero un día llegó y me dijo que se iba a prestar el servicio militar", reveló Luis Alberto Calvo, quien sacó adelante a Josué y a su otra hija, María, después de que la madre de los niños los abandonara cuando éstos tenían cuatro y cinco años, respectivamente.
Esta familia es una más entre los cinco millones de víctimas del desplazamiento forzoso en Colombia a causa del conflicto armado.
Josué y María vinieron al mundo en El Tambo, una pequeña población del departamento del Cauca (suroeste) considerada la mayor productora de chontaduro, una fruta a la que se le atribuyen poderes afrodisíacos.
Pero El Tambo ha sido también objetivo de los ataques de las FARC durante años, tanto así que actualmente en una sola semana se pueden producir hasta tres incursiones rebeldes, al considerarlo un punto estratégico para mover drogas ilícitas, especialmente cocaína.
Luis Alberto Calvo se considera "no muy ilustrado" sobre el conflicto interno de su país, pero reconoce que la guerrilla lo hostigó durante un tiempo porque, según los insurgentes, le vendía productos al Ejército.
Esa fue una de las razones por las que empaquetó lo poco que tenía y se fue a vivir a Popayán, capital del departamento del Cauca, donde reside desde el año pasado.
En un comunicado difundido el pasado 2 de marzo, las FARC aseguraban que el soldado Calvo estaba muy enfermo y que debía ser cargado continuamente por los guerrilleros.
Las imágenes que hoy se vieron en el aeropuerto de Villavicencio mostraron a un joven sonriente con una leve cojera, pero sin señales aparentes de enfermedad, lo cual será determinado por los médicos del Ejército que empezarán a examinarlo hoy mismo.
El caso del sargento Pablo Emilio Moncayo, a quien las FARC han prometido liberar este martes en una segunda fase de la misión humanitaria, puede ser muy distinto.
Moncayo lleva en poder de las FARC desde el 21 de diciembre de 2007, lo que le convierten en el rehén más antiguo de las FARC, junto a Libio José Martínez Estrada, cabo segundo del Ejército.
Es lógico pensar que el prolongado tiempo que ha pasado privado de libertad, en un ambiente como la selva y en condiciones duras, como se sabe que son las de los rehenes de las FARC, habrán hecho mella en su físico.
Las FARC, el mayor grupo guerrillero en Colombia y que con 45 años de historia es el más antiguo de América, anunciaron hace casi un año que iban a poner en libertad a Calvo y a Moncayo.
También se comprometieron a entregar los restos del mayor Julián Ernesto Guevara, quien murió en 2006 durante su cautiverio a raíz de una extraña enfermedad, según la propia guerrilla. EFE
Calvo, que fue herido en una pierna cuando fue capturado, fue entregado hoy por las FARC a una misión humanitaria que lo llevó en helicóptero hasta Villavicencio (centro de Colombia).
Pese a que se había dicho que su estado de salud no era bueno a causa de la herida en la pierna, el que fue durante un tiempo el rehén más joven de las FARC bajó del helicóptero por su propio pie y caminó por la pista tan solo ayudado por un bastón.
En una mano llevaba una caja en la que según dijeron después los que participaron en la misión de entrega había un pajarito que fue su mascota durante el cautiverio.
Calvo llegó vestido de civil, pero al poco tiempo apareció con uniforme de camuflaje en su primera rueda de prensa como hombre libre, donde no quiso pronunciar una palabra.
El soldado cayó en manos de las FARC en el caserío El Encanto, en el departamento oriental del Meta, y solo se supo de su paradero por un anuncio de la guerrilla en el que aseguraba que el militar había sido abandonado herido por las tropas después de un combate.
Su padre, Luis Alberto Calvo, un campesino de 50 años que a lo largo de su vida ha sido además arriero y comerciante, explicó a Efe que "Josue acabó primaria y estando en el Ejército acabó el bachillerato".
"Él nunca dijo que quería irse para el Ejército, pero un día llegó y me dijo que se iba a prestar el servicio militar", reveló Luis Alberto Calvo, quien sacó adelante a Josué y a su otra hija, María, después de que la madre de los niños los abandonara cuando éstos tenían cuatro y cinco años, respectivamente.
Esta familia es una más entre los cinco millones de víctimas del desplazamiento forzoso en Colombia a causa del conflicto armado.
Josué y María vinieron al mundo en El Tambo, una pequeña población del departamento del Cauca (suroeste) considerada la mayor productora de chontaduro, una fruta a la que se le atribuyen poderes afrodisíacos.
Pero El Tambo ha sido también objetivo de los ataques de las FARC durante años, tanto así que actualmente en una sola semana se pueden producir hasta tres incursiones rebeldes, al considerarlo un punto estratégico para mover drogas ilícitas, especialmente cocaína.
Luis Alberto Calvo se considera "no muy ilustrado" sobre el conflicto interno de su país, pero reconoce que la guerrilla lo hostigó durante un tiempo porque, según los insurgentes, le vendía productos al Ejército.
Esa fue una de las razones por las que empaquetó lo poco que tenía y se fue a vivir a Popayán, capital del departamento del Cauca, donde reside desde el año pasado.
En un comunicado difundido el pasado 2 de marzo, las FARC aseguraban que el soldado Calvo estaba muy enfermo y que debía ser cargado continuamente por los guerrilleros.
Las imágenes que hoy se vieron en el aeropuerto de Villavicencio mostraron a un joven sonriente con una leve cojera, pero sin señales aparentes de enfermedad, lo cual será determinado por los médicos del Ejército que empezarán a examinarlo hoy mismo.
El caso del sargento Pablo Emilio Moncayo, a quien las FARC han prometido liberar este martes en una segunda fase de la misión humanitaria, puede ser muy distinto.
Moncayo lleva en poder de las FARC desde el 21 de diciembre de 2007, lo que le convierten en el rehén más antiguo de las FARC, junto a Libio José Martínez Estrada, cabo segundo del Ejército.
Es lógico pensar que el prolongado tiempo que ha pasado privado de libertad, en un ambiente como la selva y en condiciones duras, como se sabe que son las de los rehenes de las FARC, habrán hecho mella en su físico.
Las FARC, el mayor grupo guerrillero en Colombia y que con 45 años de historia es el más antiguo de América, anunciaron hace casi un año que iban a poner en libertad a Calvo y a Moncayo.
También se comprometieron a entregar los restos del mayor Julián Ernesto Guevara, quien murió en 2006 durante su cautiverio a raíz de una extraña enfermedad, según la propia guerrilla. EFE
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