"Jerusalén está muy triste por la muerte de Francisco. Le deseamos que descanse en el cielo. Le queremos porque siempre abogó por la paz", dijo a EFE el palestino cristiano ortodoxo Issa Anis Kassissieh, cuya familia constituye una de las comunidades cristianas más antiguas de Jerusalén.
Cientos de religiosos, diplomáticos y curiosos se despidieron este miércoles del papa Francisco en una misa de réquiem en la Basílica del Santo Sepulcro, localizada en la Ciudad Vieja de Jerusalén, a donde acudieron a rendir tributo no solo los cristianos católicos de Tierra Santa sino también ortodoxos y protestantes.
"Jerusalén está muy triste por la muerte de Francisco. Le deseamos que descanse en el cielo. Le queremos porque siempre abogó por la paz", dice a EFE el palestino cristiano ortodoxo Issa Anis Kassissieh, cuya familia constituye una de las comunidades cristianas más antiguas de Jerusalén.
La misa, acompañada de cantos al unísono en latín en los que se iba desgranando el texto litúrgico -junto al sonido del órgano eclesiástico-, estuvo auspiciada por el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén y candidato papable.
"Nos cuidó hasta el final"
En la liturgia de casi dos horas, celebrada enfrente del Edículo donde según la tradición cristiana fue enterrado Jesús antes de resucitar, participó también el franciscano y custodio de Tierra Santa Francesco Patton, quien sobre el altar alabó la "cercanía a la gente corriente y humanidad" del difunto papa.
"Todos los que vivimos en Tierra Santa sentimos una profunda deuda de gratitud con el papa Francisco. Él nos cuidó hasta el final, nos acogió en su corazón hasta el último día, imploró por nuestra paz hasta su último aliento", añadió Patton junto a una fotografía del pontífice.
El papa, incluso dos días antes de su muerte, mantuvo el hábito de llamar a la única parroquia católica que existe en la Franja de Gaza, la Sagrada Familia, a fin de hablar con hermanas religiosas y el vicario, a quienes preguntaba por los niños de Gaza y sobre si tenían suficiente comida.
En su discurso, el custodio Patton mencionó también los males del antisemitismo y la "muerte y destrucción" perpetrada en la Franja de Gaza, donde la ofensiva israelí ya se ha cobrado más de 51 200 vidas, según datos del Ministerio de Sanidad, en su mayoría mujeres y niños.
"Ojalá que la guerra se detenga en Tierra Santa y el próximo papa continúe el mismo proyecto de hablar sobre la paz", añade Kassissieh.
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