Para el presidente estadounidense, el ´sí´ del Senado representa una reivindicación política, tras meses de descenso de su popularidad en las encuestas.
El histórico "sí" del Senado a la reforma del sistema sanitario de EE.UU. representa el mejor regalo de Navidad que pueda recibir el presidente Barack Obama pero aún quedan muchos obstáculos para que la medida llegue a convertirse en ley.
El Senado votó hoy a primera hora de la mañana en favor del proyecto de ley por sesenta votos, todos de la bancada demócrata, contra 39, todos republicanos.
La aprobación representa todo un hito para la Casa Blanca yObama, que se había fijado la reforma del sistema sanitario como su principal prioridad legislativa, y que ha apostado su prestigio político a la aprobación de la medida.
Nunca ninguna Administración había llegado tan lejos en sus intentos de reformar el sistema sanitario. El último en tratar de acometerlo, Bill Clinton, fracasó estrepitosamente y perdió la mayoría en el Congreso en el intento.
En una declaración en la Casa Blanca antes de partir hacia Hawai,Obama, que aplazó sus vacaciones navideñas en su archipiélago natal para estar en Washington durante la votación, afirmó: "Estamos finalmente a punto de hacer realidad la promesa de una reforma sanitaria real y significativa que aportará seguridad y estabilidad adicional al pueblo estadounidense".
Para Obama, el "sí" del Senado representa una reivindicación política, tras meses de descenso de su popularidad en las encuestas precisamente por su gestión en el proceso de reforma.
También un éxito muy bienvenido tras un mes de diciembre complicado: comenzó con el anuncio de una escalada de la guerra en Afganistán -que se vio obligado a defender al recibir el premio Nobel de la paz en Oslo- y continuó con un decepcionante acuerdo de mínimos en la cumbre de Copenhague contra el cambio climático.
Pero está claro que lo que se ha ganado hasta el momento ha sido solo una batalla, no la guerra.
Queda por delante la pelea definitiva, el proceso de armonización del proyecto de ley del Senado con el que ya aprobó la Cámara de Representantes en noviembre.
Ambas propuestas difieren significativamente en aspectos clave pero los líderes demócratas en ambas cámaras tienen muy poco margen para la negociación.
En el Senado, los demócratas no pueden permitirse perder ni uno solo de sus votos, los mínimos necesarios para aprobar legislación. Ya el voto de hoy requirió intrincadas negociaciones para lograr un texto "a la medida" de dos senadores renuentes, Joe Lieberman y Ben Nelson.
Este último ha advertido que podría retirar su apoyo si en el proceso de armonización se alteran las disposiciones contra el aborto que obligó a imponer en el proyecto del Senado.
Pero al mismo tiempo otros legisladores en la Cámara de Representantes, donde la medida se aprobó por un margen de solo diez escaños, han indicado que no pueden aprobar la iniciativa tal y como la propone el Senado.
La medida busca dar cobertura médica a cerca de treinta millones de estadounidenses que en la actualidad carecen de ella, pero excluye específicamente a los inmigrantes ilegales.
Uno de los aspectos que acarreará mayores disputas en la armonización será un seguro sanitario público, conocido como "opción pública". La versión de la Cámara de Representantes lo contempla, pero el Senado lo descartó, entre las críticas de los sectores progresistas.
Otra área polémica serán las enmiendas, existentes en ambas versiones pero también muy criticadas, que prohíben el uso de fondos federales para la práctica de abortos.
Donde sí existe consenso es la prohibición a las aseguradoras de rechazar dar cobertura a quienes padezcan ya enfermedades, una prohibición que tendría efecto inmediato para los niños y se extendería a toda la población para 2014.
En ambos proyectos de ley también se imponen más límites a los beneficios de las aseguradoras.
Con un apretado calendario legislativo en enero, podría tardarse aún meses en negociarse un proyecto de ley armonizado que se someta a votación ante las dos cámaras.
En ningún caso, han apuntado fuentes legislativas, cabe esperar una medida consensuada antes de finales de enero, cuando Obama debe pronunciar ante el Congreso su discurso sobre el Estado de la Nación.
Consciente de ello, Obama planea ya concentrarse a lo largo de enero en asuntos como la creación de empleo, otro de sus grandes caballos de batalla. EFE
El Senado votó hoy a primera hora de la mañana en favor del proyecto de ley por sesenta votos, todos de la bancada demócrata, contra 39, todos republicanos.
La aprobación representa todo un hito para la Casa Blanca yObama, que se había fijado la reforma del sistema sanitario como su principal prioridad legislativa, y que ha apostado su prestigio político a la aprobación de la medida.
Nunca ninguna Administración había llegado tan lejos en sus intentos de reformar el sistema sanitario. El último en tratar de acometerlo, Bill Clinton, fracasó estrepitosamente y perdió la mayoría en el Congreso en el intento.
En una declaración en la Casa Blanca antes de partir hacia Hawai,Obama, que aplazó sus vacaciones navideñas en su archipiélago natal para estar en Washington durante la votación, afirmó: "Estamos finalmente a punto de hacer realidad la promesa de una reforma sanitaria real y significativa que aportará seguridad y estabilidad adicional al pueblo estadounidense".
Para Obama, el "sí" del Senado representa una reivindicación política, tras meses de descenso de su popularidad en las encuestas precisamente por su gestión en el proceso de reforma.
También un éxito muy bienvenido tras un mes de diciembre complicado: comenzó con el anuncio de una escalada de la guerra en Afganistán -que se vio obligado a defender al recibir el premio Nobel de la paz en Oslo- y continuó con un decepcionante acuerdo de mínimos en la cumbre de Copenhague contra el cambio climático.
Pero está claro que lo que se ha ganado hasta el momento ha sido solo una batalla, no la guerra.
Queda por delante la pelea definitiva, el proceso de armonización del proyecto de ley del Senado con el que ya aprobó la Cámara de Representantes en noviembre.
Ambas propuestas difieren significativamente en aspectos clave pero los líderes demócratas en ambas cámaras tienen muy poco margen para la negociación.
En el Senado, los demócratas no pueden permitirse perder ni uno solo de sus votos, los mínimos necesarios para aprobar legislación. Ya el voto de hoy requirió intrincadas negociaciones para lograr un texto "a la medida" de dos senadores renuentes, Joe Lieberman y Ben Nelson.
Este último ha advertido que podría retirar su apoyo si en el proceso de armonización se alteran las disposiciones contra el aborto que obligó a imponer en el proyecto del Senado.
Pero al mismo tiempo otros legisladores en la Cámara de Representantes, donde la medida se aprobó por un margen de solo diez escaños, han indicado que no pueden aprobar la iniciativa tal y como la propone el Senado.
La medida busca dar cobertura médica a cerca de treinta millones de estadounidenses que en la actualidad carecen de ella, pero excluye específicamente a los inmigrantes ilegales.
Uno de los aspectos que acarreará mayores disputas en la armonización será un seguro sanitario público, conocido como "opción pública". La versión de la Cámara de Representantes lo contempla, pero el Senado lo descartó, entre las críticas de los sectores progresistas.
Otra área polémica serán las enmiendas, existentes en ambas versiones pero también muy criticadas, que prohíben el uso de fondos federales para la práctica de abortos.
Donde sí existe consenso es la prohibición a las aseguradoras de rechazar dar cobertura a quienes padezcan ya enfermedades, una prohibición que tendría efecto inmediato para los niños y se extendería a toda la población para 2014.
En ambos proyectos de ley también se imponen más límites a los beneficios de las aseguradoras.
Con un apretado calendario legislativo en enero, podría tardarse aún meses en negociarse un proyecto de ley armonizado que se someta a votación ante las dos cámaras.
En ningún caso, han apuntado fuentes legislativas, cabe esperar una medida consensuada antes de finales de enero, cuando Obama debe pronunciar ante el Congreso su discurso sobre el Estado de la Nación.
Consciente de ello, Obama planea ya concentrarse a lo largo de enero en asuntos como la creación de empleo, otro de sus grandes caballos de batalla. EFE
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