El Pentágono exigió además que la página web Wikileaks borre de su portal los más de 77 mil documentos que ya ha divulgado, dijo su portavoz, Geoff Morrell.
El Pentágono exigió a la página web Wikileaks que "devuelva inmediatamente" los más de 15.000 documentos militares sobre la guerra de Afganistán que aún no ha publicado y que borre de su portal los más de 77.000 que ya ha divulgado, dijo hoy su portavoz, Geoff Morrell.
En conferencia de prensa, Morrell indicó que la publicación en la web, el pasado 25 de julio, de miles de documentos sobre la guerra de Afganistán: "ya ha amenazado la seguridad de nuestras tropas, nuestros aliados y los ciudadanos afganos que nos están ayudando a llevar paz y estabilidad a esa región del mundo".
"El único paso aceptable ahora es que Wikileaks dé los pasos necesarios para devolver todas las versiones de todos los documentos al Gobierno de Estados Unidos y borrarlas permanentemente de su página web, sus ordenadores y sus archivos", agregó Morrell.
Morrell se refirió también a los más de 15.000 documentos que el creador de Wikileaks, Julian Assange, decidió no publicar para no perjudicar a su fuente.
"Estamos pidiéndoles que hagan lo correcto", aseguró.
El portavoz del Pentágono reconoció que la agencia tiene "algún tipo de idea" de cuáles son, exactamente, los 15.000 documentos que la página web no ha publicado, pero no lo sabe "con seguridad".
Desde la publicación de los documentos, en su mayor parte informes de campo de los soldados estadounidenses, el Gobierno de EE.UU. ha reiterado que las consecuencias de la filtración pueden ser muy peligrosas, por cuanto se revelan nombres de fuentes, identidades de soldados y métodos operativos a los que los talibanes pueden acceder con facilidad.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el almirante Mike Mullen, aseguró la semana pasada que Assange podría "tener ya las manos manchadas de sangre" de soldados estadounidenses y de personal afgano.
El Pentágono tiene una investigación abierta, junto con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), para identificar a la persona que filtró los documentos, que denuncian desde muertes de civiles no divulgadas hasta la posible colaboración de los servicios secretos de Pakistán con los talibanes.
El principal sospechoso hasta ahora es el analista de inteligencia del Ejército Bradley Manning, de 22 años, quien ya se encontraba detenido en una base militar en Kuwait tras otra filtración en mayo y ha sido trasladado a otra prisión en Virginia.
El ex pirata informático que denunció a Manning, Adrian Lamo, puso esta semana la pista de las autoridades sobre dos estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés), a los que acusa de colaborar en la filtración de documentos. EFE
En conferencia de prensa, Morrell indicó que la publicación en la web, el pasado 25 de julio, de miles de documentos sobre la guerra de Afganistán: "ya ha amenazado la seguridad de nuestras tropas, nuestros aliados y los ciudadanos afganos que nos están ayudando a llevar paz y estabilidad a esa región del mundo".
"El único paso aceptable ahora es que Wikileaks dé los pasos necesarios para devolver todas las versiones de todos los documentos al Gobierno de Estados Unidos y borrarlas permanentemente de su página web, sus ordenadores y sus archivos", agregó Morrell.
Morrell se refirió también a los más de 15.000 documentos que el creador de Wikileaks, Julian Assange, decidió no publicar para no perjudicar a su fuente.
"Estamos pidiéndoles que hagan lo correcto", aseguró.
El portavoz del Pentágono reconoció que la agencia tiene "algún tipo de idea" de cuáles son, exactamente, los 15.000 documentos que la página web no ha publicado, pero no lo sabe "con seguridad".
Desde la publicación de los documentos, en su mayor parte informes de campo de los soldados estadounidenses, el Gobierno de EE.UU. ha reiterado que las consecuencias de la filtración pueden ser muy peligrosas, por cuanto se revelan nombres de fuentes, identidades de soldados y métodos operativos a los que los talibanes pueden acceder con facilidad.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el almirante Mike Mullen, aseguró la semana pasada que Assange podría "tener ya las manos manchadas de sangre" de soldados estadounidenses y de personal afgano.
El Pentágono tiene una investigación abierta, junto con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), para identificar a la persona que filtró los documentos, que denuncian desde muertes de civiles no divulgadas hasta la posible colaboración de los servicios secretos de Pakistán con los talibanes.
El principal sospechoso hasta ahora es el analista de inteligencia del Ejército Bradley Manning, de 22 años, quien ya se encontraba detenido en una base militar en Kuwait tras otra filtración en mayo y ha sido trasladado a otra prisión en Virginia.
El ex pirata informático que denunció a Manning, Adrian Lamo, puso esta semana la pista de las autoridades sobre dos estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés), a los que acusa de colaborar en la filtración de documentos. EFE
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