Los estadounidenses imaginaron que la aeronave que sobrevolaba los aires pertenecía a un grupo terrorista.
Los neoyorquinos se llevaron un nuevo susto a causa de los aviones que vuelan bajo cerca de Manhattan, aunque en esta ocasión fue por una sesión de fotos realizada a un Air Force One junto a la estatua de la Libertad y por la que Washington pidió luego disculpas.
A media mañana muchos neoyorquinos vieron con asombro cómo un avión muy parecido al que usa el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sobrevolaba el río Hundson a la altura de la zona sur de la isla de Manhattan escoltado por dos aviones de combate.
Esa visión desató el pánico entre muchos de ellos, que no pudieron evitar acordarse de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que dos aviones controlados por terroristas impactaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center y causaron la muerte de casi 3.000 personas.
La aeronave, que forma parte de los llamados Air Force One -los aviones en los que viaja el presidente estadounidense-, sobrevoló en varias ocasiones la estatua de la Libertad, siempre seguido de cerca por dos cazas y por encima del río Hudson.
En ese mismo río es donde el pasado enero un avión con 155 pasajeros a bordo efectuó un espectacular amerizaje de emergencia sin que hubiera heridos.
De forma espontánea cientos de neoyorquinos abandonaron los edificios donde se encontraban y otros fueron evacuados por las autoridades locales, que no estaban al corriente de lo que ocurría.
Sin embargo, en esta ocasión no se trataba de una emergencia, sino de una "misión aérea fotográfica" organizada por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, que son las responsables de los aviones presidenciales.
Según informó ese cuerpo, en el ejercicio de participó un Boeing 747 -llamados Air Force One solo cuando el presidente estadounidense está a bordo-, que estuvo escoltado por dos aviones de combate F-16.
La presencia de esos aviones también disparó las llamadas de alerta por parte de los ciudadanos a autoridades locales y medios de comunicación e hizo que fueran desalojados también inmuebles de Jersey City y otras zonas del estado de Nueva Jersey, situadas en la otra orilla del río Hudson.
Posteriormente incluso el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, reconoció estar "furioso" por no haber conocido con antelación unos ejercicios que, según algunos analistas, incluso afectaron momentáneamente a la evolución de la Bolsa de Nueva York, cuya sede también está ubicada en el sur de Manhattan.
"Saber por qué el Departamento de Defensa quería hacer unas fotos justo donde se produjo la catástrofe del World Trade Center desafía todo ejercicio de imaginación", dijo el alcalde.
De hecho, aunque la evacuación de edificios en el sur de Manhattan fue prácticamente espontánea, testigos presenciales aseguraron a Efe que ni siquiera los policías que se encontraban en las calles sabían lo que ocurría, por lo que también alentaron el desalojo de inmuebles.
Ante la molestia mostrada por autoridades y ciudadanos, desde Washington el director la Oficina Militar de la Casa Blanca, Louis Caldera, pidió disculpas oficialmente.
"La semana pasada aprobé una misión sobre Nueva York. Asumo la responsabilidad de esa decisión. Aunque las autoridades federales adoptaron las medidas oportunas para notificarlo a las autoridades locales y estatales de Nueva York y Nueva Jersey, está claro que la misión ha creado confusión y transtornos", explicó Caldera.
A media mañana muchos neoyorquinos vieron con asombro cómo un avión muy parecido al que usa el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sobrevolaba el río Hundson a la altura de la zona sur de la isla de Manhattan escoltado por dos aviones de combate.
Esa visión desató el pánico entre muchos de ellos, que no pudieron evitar acordarse de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que dos aviones controlados por terroristas impactaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center y causaron la muerte de casi 3.000 personas.
La aeronave, que forma parte de los llamados Air Force One -los aviones en los que viaja el presidente estadounidense-, sobrevoló en varias ocasiones la estatua de la Libertad, siempre seguido de cerca por dos cazas y por encima del río Hudson.
En ese mismo río es donde el pasado enero un avión con 155 pasajeros a bordo efectuó un espectacular amerizaje de emergencia sin que hubiera heridos.
De forma espontánea cientos de neoyorquinos abandonaron los edificios donde se encontraban y otros fueron evacuados por las autoridades locales, que no estaban al corriente de lo que ocurría.
Sin embargo, en esta ocasión no se trataba de una emergencia, sino de una "misión aérea fotográfica" organizada por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, que son las responsables de los aviones presidenciales.
Según informó ese cuerpo, en el ejercicio de participó un Boeing 747 -llamados Air Force One solo cuando el presidente estadounidense está a bordo-, que estuvo escoltado por dos aviones de combate F-16.
La presencia de esos aviones también disparó las llamadas de alerta por parte de los ciudadanos a autoridades locales y medios de comunicación e hizo que fueran desalojados también inmuebles de Jersey City y otras zonas del estado de Nueva Jersey, situadas en la otra orilla del río Hudson.
Posteriormente incluso el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, reconoció estar "furioso" por no haber conocido con antelación unos ejercicios que, según algunos analistas, incluso afectaron momentáneamente a la evolución de la Bolsa de Nueva York, cuya sede también está ubicada en el sur de Manhattan.
"Saber por qué el Departamento de Defensa quería hacer unas fotos justo donde se produjo la catástrofe del World Trade Center desafía todo ejercicio de imaginación", dijo el alcalde.
De hecho, aunque la evacuación de edificios en el sur de Manhattan fue prácticamente espontánea, testigos presenciales aseguraron a Efe que ni siquiera los policías que se encontraban en las calles sabían lo que ocurría, por lo que también alentaron el desalojo de inmuebles.
Ante la molestia mostrada por autoridades y ciudadanos, desde Washington el director la Oficina Militar de la Casa Blanca, Louis Caldera, pidió disculpas oficialmente.
"La semana pasada aprobé una misión sobre Nueva York. Asumo la responsabilidad de esa decisión. Aunque las autoridades federales adoptaron las medidas oportunas para notificarlo a las autoridades locales y estatales de Nueva York y Nueva Jersey, está claro que la misión ha creado confusión y transtornos", explicó Caldera.
- EFE-
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