En entrevista exclusiva con RPP, Juan César Zubiate Paredes, representante oficial de New Seven Wonders, advirtió que Machu Picchu se encuentra en riesgo real de perder su categoría como una de las siete maravillas del mundo moderno, y recalcó que esta advertencia no es una exageración.
En los últimos días ha vuelto a generar preocupación en Cusco la advertencia sobre una posible pérdida de la denominación de Machu Picchu como Maravilla del Mundo Moderno, reconocimiento otorgado por la organización internacional New Seven Wonders. Aunque este tipo de alertas ya se había escuchado en años anteriores y fueron descartadas por el Ministerio de Cultura, en esta ocasión el escenario es distinto debido a reiteradas observaciones que no han sido atendidas por el Estado peruano.
La inquietud surge tras nuevas declaraciones del representante de New Seven Wonders en el Perú, Juan César Subiate Paredes, quien ratificó que la posibilidad de retirar la denominación sigue vigente. Recordó que el pasado 13 de septiembre, la organización emitió un comunicado nacional advirtiendo sobre serias deficiencias en la gestión, preservación y administración del Santuario Histórico de Machu Picchu.
“No lo digo yo lo dice desde la sede en Suiza…Como la autoridad oficial de las maravillas del mundo, Machu Picchu sí realmente está al borde de perder esa categoría como Maravilla del Mundo, repito no es broma invocamos a las autoridades: uno a la unidad y dos a la acción inmediata”, indicó.
Subiate Paredes realizó recientemente una visita de inspección a Machu Picchu y al Valle Sagrado de los Incas, y alertó que, pese a las observaciones formuladas, el Ejecutivo no ha respondido formalmente. Incluso, indicó que New Seven Wonders entregó un borrador con pautas para corregir los problemas detectados, pero tras más de tres meses no ha habido respuesta oficial. La organización espera que, antes del 15 de enero, fecha en la que el director general de New Seven Wonders visitaría Cusco, se evidencien cambios concretos para evitar que prospere el retiro del reconocimiento.
“Han pasado tres meses desde el trece de septiembre, fecha en la que se exhortó al estado peruano. A la fecha, es como si no hubiera pasado nada, y eso sí preocupa. Yo me he reunido con ministros en el Mincetur y también con directores, pero tres meses es demasiado para que un funcionario, un ministro, un viceministro o alguien responsable de las políticas a cargo del turismo, la conservación y la preservación haga algo”, puntualizó el representante.
Entre los principales cuestionamientos figuran el impacto del denominado “Efecto maravilla”, que incrementó masivamente la llegada de turistas sin una gestión adecuada. Esto se refleja en largas filas, denuncias por estafas, deficiencias en los servicios turísticos y dudas sobre la correcta preservación del patrimonio arqueológico.
La postura del gobernador regional del Cusco
Por su parte, el gobernador regional del Cusco, Werner Salcedo, sostuvo en Ampliación de Noticias Regional que esta problemática no es reciente y se arrastra desde hace décadas debido a la falta de una cultura preventiva y de planificación en la gestión del patrimonio. Señaló que el pronunciamiento de New Seven Wonders solo ha servido para visibilizar problemas estructurales, atribuyendo gran parte de la responsabilidad al gobierno central y a los ministerios involucrados.
Salcedo explicó que, pese a que el Gobierno Regional preside la Unidad de Gestión de Machu Picchu, las decisiones finales recaen en los ministerios de Cultura, Ambiente y Turismo, mientras que las autoridades locales y regionales cumplen un rol meramente administrativo. Añadió que hasta el momento New Seven Wonders no se ha comunicado oficialmente con el gobierno regional para remitir observaciones formales.
Ante este escenario, el gobernador reiteró su propuesta de crear una Autoridad Autónoma del Valle Sagrado, que permita una gestión integral del territorio y del turismo, incorporando al Ejecutivo, gobiernos locales, sector privado y organizaciones sociales. Según indicó, el actual modelo prioriza únicamente la cantidad de visitantes y los ingresos económicos, sin una visión de sostenibilidad ni planificación a largo plazo, lo que podría agravarse con la futura operación del aeropuerto de Chinchero y el aumento proyectado de turistas.
Salcedo advirtió que la concentración de intereses en Machu Picchu ha generado desorden en el transporte, servicios turísticos y preservación del patrimonio, por lo que insistió en la necesidad de una institucionalidad fuerte que permita tomar decisiones estratégicas y evitar que el principal ícono turístico del país enfrente sanciones internacionales.