El pasado fin de semana las Fuerzas de Siria Democrática (FSD) derrotó al Estado Islámico; sin embargo, los niños de este grupo yihadista necesitan asistencia médica y ayuda psicosocial por el terror vivido bajo este califato declarado en junio de 2014.
Los niños que han nacido o crecido bajo el yugo del grupo yihadista Estado Islámico (EI), conocido también como ISIS, en su autoproclamado "califato" se encuentran en un limbo legal y necesitan asistencia, una semana después de la derrota territorial de los extremistas en Siria.
Los niños pasean entre las tiendas empapadas por la lluvia en el campamento de Roj, situado en el extremo noreste de Siria y uno de los que acoge a estos menores, acompañados por sus madres, la mayoría cubiertas con el velo integral que sólo deja entrever los ojos, que ellas ocultan con la mano para que su mirada no sea capturada en una fotografía.
En los campamentos de Roj y Al Hol están acogidos los niños y mujeres procedentes de los últimos territorios que el EI controlaba en el este de Siria, hasta que las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos, se los arrebatara y anunciaran el día 23 la victoria sobre los extremistas.
Joelle Bassoul, portavoz de Oriente Medio para Save The Children, asegura a Efe que las necesidades humanitarias en los campamentos son enormes y es difícil priorizar: "Se necesita desesperadamente alimentos, agua, atención médica, refugio, salud mental y apoyo psicosocial".
Los niños del ISIS
Indica que una de sus mayores preocupaciones es la desnutrición de los menores pues "casi el 30 % de los niños menores de cinco años examinados por Save the Children en Al Hol desde principios de febrero estaban muy desnutridos. Una cuarta parte de ellos sufría de malnutrición aguda grave, lo que significa que podrían perder la vida si no reciben tratamiento de urgencia".
En el campo de Al Hol la situación es extrema debido a que alberga unas 73,000 personas, mucho más que su capacidad. Y es que desde diciembre de 2018, "la población del campamento pasó de 10,000 personas a más de 72.000, la mayoría mujeres y niños", según Bassoul.
Según datos proporcionados a Efe por la portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para Oriente Medio, Rula Amin, "al menos 193 personas han muerto desde el 4 de diciembre de 2018 en la ruta hacia el campamento (de Al Hol), poco después de su llegada o después de darles el alta", y "dos tercios de los fallecidos son niños menores de cinco años".
"Los niños no tienen que ser estigmatizados"
Además de la asistencia médica vital, la ayuda psicosocial es fundamental y, tal y como apunta la jefa de comunicación de la oficina de UNICEF en Oriente Medio y el norte de África, Juliette Touma, los menores necesitan "especialistas" para tratar el "impacto de lo que han sufrido" bajo el terror del "califato" declarado en junio de 2014.
"Los niños no tienen que ser estigmatizados. No deberían ser castigados. Tiene que haber esperanza para cada niño a pesar de la experiencia que vivieron", destaca Touma.
Recuerda que esos niños han sido "abusados y explotados". Muchos han sido entrenados como "cachorros del califato", es decir, para ser combatientes en sus filas, e incluso para llevar a cabo atentados.
Futuro incierto
En el limbo quedan muchos de estos menores, sobre todo aquellos de padres extranjeros, ya que sus países todavía no han llevado a cabo o no desean iniciar un proceso de repatriación a los países de donde llegaron los pequeños o sus progenitores.
Al respecto, Bassoul hace un llamamiento a sus países de origen para que "recuperen a estos niños y brinden la protección especializada, la salud y otro tipo de apoyo y rehabilitación que estos niños necesitarán a su regreso". Francia o Rusia están entre los países que ya han repatriado a algunos de los menores en operaciones que se han llevado en secreto debido a la polémica que rodea esta cuestión.
"Estos niños tienen derecho a estar seguros, a aprender y a estar protegidos. No son responsables por las acciones de sus padres y no deben ser obligados a pagar por ello al ser privados de sus derechos básicos. Necesitamos que todos los involucrados en el futuro de estos niños actúen teniendo esto en cuenta", remacha Bassoul. "Ellos son las víctimas de este conflicto" que para los pequeños aún no ha terminado.
(Con información de EFE)
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