Científicos de Estados Unidos desucubrieron que las avispas Euderus set son superparásitos de la Bassettia pallida. La hembra de esta última hace una colocación en las hojas de los robles jóvenes, como resultado de lo cual se forma una hiel interna en ellas, en la que una o varias larvas se alimentan y crecen.
(Agencia N+1 / Víctor Román) Científicos estadounidenses han descubierto que la avispa de Euderus puede parasitar a siete especies de insectos, y no solo a las avispas Bassettia pallida, como se pensaba anteriormente. Para esto, los científicos estudiaron 23 mil agallas de roble, formaciones patológicas en las plantas. El descubrimiento fue reportado en Biology Letters.
Las avispas Euderus set, endémicas de los Estados Unidos, son superparásitos (es decir, parásitos de parásitos) de la Bassettia pallida. La hembra de esta última hace una colocación en las hojas de los robles jóvenes, como resultado de lo cual se forma una hiel interna en ellas, en la que una o varias larvas se alimentan y crecen.
Cuando la cría crece, roe un agujero en la hiel y se va volando. Si un jinete de avispa pone huevos en el cuerpo de B. pallida, entonces la cría no vuela a ningún lado y roe un agujero mucho más pequeño de lo necesario. Entonces el insecto se tapa la cabeza y muere, y la larva de la avispa E. set se alimenta del cadáver hasta que crece. Al final, la avispa come a través de la cabeza de la víctima, que todavía bloquea el agujero en la hiel, y sale.
Superparásito
Las comunidades de insectos que habitan las agallas de roble han sido poco estudiadas. Es por eso que no está claro qué tan únicas son las relaciones entre el superparasito E. set y el parasitoide B. pallida.
Los investigadores dirigidos por Andrew Forbes, de la Universidad de Iowa, que descubrieron avispas del género Euderus en agallas formadas no por B. pallida, sino por otras especies, decidieron investigar este fenómeno con más detalle. En particular, quisieron averiguar si las avispas del género Euderus infectan otras especies que incuban en el roble y, de ser así, alteran el comportamiento de los insectos hospedadores.
Para averiguarlo, los autores del estudio recolectaron 23 mil agallas de roble de diferentes tipos que crecen en diferentes partes del país. Cuando se encontraron con insectos del género Euderus, determinaron su afiliación de especies por morfología y analizando la secuencia de la subunidad I de la enzima mitocondrial citocromo oxidasa, que es característica de esta especie.
Como resultado, los científicos descubrieron que las avispas del Euderus set se encuentran en agallas formadas no solo por B. pallida sino también por seis especies de parasitoides de cuatro géneros, incluido Callirhtyis quercusmodesta.
Para comprender cómo se comportan los superparásitos en relación con otros huéspedes, los científicos analizaron 128 galos formados por C. quercusmodesta. En ellos, encontraron, entre otros tipos de insectos, 44 larvas de E. set y 291 individuos de sus huéspedes, C. quercusmodesta. 63 de ellos taparon un agujero en la hiel con sus cabezas, y en 39 casos, los individuos de E. set se ubicaron al lado del "tapón".
Posibles explicaciones
Los autores señalan que en la naturaleza hay casos en los que un parásito podría cambiar el comportamiento de varios huéspedes. Por ejemplo, la avispa Zatypota kauros parasita a dos especies de arañas de diferentes familias.
Sin embargo, es posible que las seis especies de cultivadores de nueces en las que parasita E. set resulten ser parientes más cercanos de lo que parece. Además, los insectos de los dos géneros, en los que E.set, Callirhtyis y Bassettia parasitan, son morfológicamente muy similares, por lo tanto, algo puede cambiar realmente en su clasificación.
Las avispas pueden parasitar no solo en insectos, sino también en arácnidos. Las larvas no solo devoran a las arañas anfitrionas, sino que también las obligan a tejer un capullo en el que se pupa el parásito. Además, son capaces de parasitar no solo especies solitarias, sino también especies de arañas sociales.
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