La victoria de los talibanes en Afganistán ha dado paso a interrogantes sobre el futuro del país. Internacionalistas reflexionan sobre lo que podría pasar.
Los talibanes han vuelto a controlar Afganistán tras una ofensiva realizada en tiempo récord. Así han vuelto al poder luego de 20 años. En el 2001 fueron expulsados por una coalición internacional liderada por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
Luego de los atentados del 11 de setiembre, la inteligencia estadounidense identificó que bases de Al-Qaeda operaban en Afganistán, por lo que se inició una guerra, junto a tropas aliadas de la OTAN. En ese entonces, los talibanes gobernaban en Afganistán desde 1996.
“Este lugar es estratégico se encuentra en el centro de Asia y comparte fronteras con países importantes como Pakistán y China. Así, tiene un valor estratégico para el comercio y también para aliados del alrededor”, indicó el internacionalista Owan Lay.
La coalición internacional derrotó a los talibanes, que capitulan el 6 de diciembre. En el 2003, la atención estadounidense se desvía de Afganistán a Irak con su invasión. Los talibanes se reagrupan en el sur y este de Afganistán y empieza un movimiento de insurgencia.
“Los talibanes nunca desaparecieron, se agruparon en lugares más difíciles de ser capturados, porque Afganistán es un país lleno de montañas, grutas, cuevas. Se mantuvieron armados y con paso de años y la retirada de países que legalmente invadieron Afganistán, comenzaron a retomar territorio y acercarse a Kabul”, manifestó el internacionalista Ariel Segal.
“Controlaban el tráfico de opio, seguían armados. A medida que EE.UU. se iba retirando, iban tomando armamento norteamericano”, añadió.
La geografía montañosa de Afganistán le ha permitido resistir intentos de ocupación extranjera, refirió el internacionalista Farid Kahhat. “Las guerrillas de diferentes tintes ideológicos han resistido los intentos de ocupación extranjera desde el siglo XIX”, indicó.
¿Qué consecuencias podría haber?
En febrero del 2020, los talibanes y Estados Unidos firman un histórico acuerdo en Doha, en el que se prevé una retirada completa de tropas extranjeras para mayo de 2021.
Lay indica que, para lograr ese acuerdo, EE.UU. tuvo que ceder a las peticiones de los talibanes, que incluyó sacar al gobierno afgano de la mesa de negociación. “Una vez que sacan al gobierno, se tienen resultados, como el que se conoce como el acuerdo donde EE.UU. acepta junto a la OTAN a retirarse del territorio afgano y los talibanes se comprometen a un proceso de negociación con el gobierno de Afganistán a fin de tener una transición pacífica”, dijo.
Para el internacionalista, el avance rápido de los talibanes dentro del territorio afgano, mucho antes de lo que se había pronosticado, podría tener consecuencias como una crisis humanitaria en el país. “Puede terminar con el desplazamiento de miles de afganos a países vecinos”, dijo.
“Si bien los acuerdos de Doha se presume una transición pacífica, está el riesgo latente de que inicie un proceso de violación de derechos humanos, a través de represalias a las personas que hayan trabajado para el gobierno afgano y también para aquellos que han trabajado para las fuerzas de la OTAN. Conociendo el nivel de fanatismo dogmático de los talibanes, se teme mucho que inicie un conjunto de violación de derechos humanos”, sostuvo.
Segal refiere que Afganistán está en la lista de los Estados fallidos desde hace décadas. “Países que no tienen presencia estatal, eso no se construye en años. Tiene que haber un compromiso no solo militar, sino político, económico. Tiene que invertirse, eso faltó. Entonces se dedicaron a la parte militar. Lamentablemente, el país es corrupto. Es una combinación de todos los males”, manifestó.
Para Kahhat, EE.UU. tenía un conflicto con el objetivo de construir un Estado-nación en Afganistán. “Entre construir un Estado democrático que por ende podía decir no a las fuerzas de ocupación o construir un gobierno que fuera leal a Estados Unidos, sobornable. La corrupción es casi intrínseca al sistema de ocupación que EE.UU. había decidido construir”, explicó.
Asimismo, dijo que los talibanes han entendido que no pueden permitir que grupos terroristas de alcance global operen en su territorio. “Eso entra en conflicto con los intereses de Rusia, China y EE.UU. y no quieren esas tres potencias como enemigos”, dijo Kahhat.
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