Volodymyr Gaponenko, piloto del avión ucraniano que fue derribado por Irán, le dijo a su esposa que no podía hacer que los pasajeros desciendan del avión. Sus hijas de 11 y 6 años todavía esperan que regrese.
La viuda del capitán del avión 737 de Ukraine International Airline (UIA) ha revelado que le pidió a su esposo, Volodymyr Gaponenko, que por favor no volara el avión que fue derribado por Irán, precisamente por las tensiones que existen entre Estados Unidos y dicho país.
Katerine Gaponenko aseguró que su esposo pensó que su vuelo de retorno desde Kiev con destino a Teherán sería cancelado debido a las crecientes tensiones en la región, desatadas por el asesinato del general Qasem Soleimani con un dron manipulado desde Estados Unidos.
El padre de dos hijas debía seguir la programación de la aerolínea, por lo que le comunicó a su esposa que era imposible que descendiera a los pasajeros y que tendría que volar.
“Le pedí: No vueles, no lo hagas, pero él me dijo: ‘No podemos dar marcha atrás, si no soy yo no hay nadie más’”, contó Katerine a Sky News.
El capitán, que tenía en su haber 11 mil horas de vuelo de experiencia, llevó el avión Boeing 737 a Irán el pasado 7 de enero y estaba regresando al día siguiente con 176 personas a bordo cuando fue derribado. La mayoría de pasajeros, de nacionalidad iraní, canadiense y ucraniana, fallecieron instantáneamente.
IRÁN ADMITE SU RESPONSABILIDAD
Este sábado, la Guardia Revolucionaria de Irán asumió la responsabilidad por el derribo del avión ucraniano, explicando que el operador del sistema de defensa confundió el aparato con “un misil de crucero”.
El guardia comandante revolucionario del espacio aéreo, Brig-Gen Amir Ali Hajizadeh ha asumido la responsabilidad absoluta por esta tragedia, pero la viuda del piloto aseguró que las autoridades ucranianas no debieron permitir que ese vuelo despegara al ver que no era seguro.
“Este vuelo fue planeado los primeros días de diciembre del 2019, cuando no había nada de lo que preocuparse con respecto a Tehran”, refirió y añadió que se trató de una “misión suicida”, pues quienes iban a bordo no tenían garantizada su seguridad.
La viuda del piloto ucraniano aseguró que esta tragedia ha tenido un serio impacto en sus dos hijas, de 11 y seis años, quienes no entienden qué ha pasado ni por qué. “No comprenden y esperan que su papá vuelva, todavía tienen esperanzas de que regrese”, dijo.
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