Su cultura, basada en la higiene y el poco contacto que tienen con otras personas, habrían sido las claves para evitar que el nuevo coronavirus avance en el archipiélago, pero sobre todo, por la rápida identificación de aquellas personas infectadas por el virus.
Los científicos y médicos –hasta el momento- no salen de su asombro debido a que Japón, uno de los países más longevos del mundo, al parecer logró controlar la expansión y aterradoras cifras de personas infectadas por el COVID-19 sin impedirle el aislamiento social a su población.
Una realidad que se apreció el último miércoles cuando cientos de japoneses salieron a las calles para ver el florecimiento de los árboles de cerezo, una tradición milenaria que reunió grandes grupos de amigos y familiares en diversos parques del archipiélago asiático.
Una realidad diferente a la que se vive en otros países donde las ciudades han quedado desiertas por el nuevo coronavirus. Ante ello, la gobernadora de Tokyo, Yuriko Koike, indicó que “quitarle esta fiesta primaveral a los japoneses es como quitarles el abrazo a los italianos”, informó la BBC.
Tras la gran acogida que tuvo este espectáculo natural en plena pandemia del COVID-19, Koike pidió a sus ciudadanos no salir de sus viviendas si no tienen “razones esenciales” para hacerlo.
Esto se debe a que Japón encontró rápidamente a los portadores del virus y rápidamente, los puso en cuarentena donde son vigilados constantemente por médicos, así lo explicó el director del Instituto de Salud de la Población de la Universidad King’s College de Londres, Kenji Shibuya a la BBC.
"Japón ha tenido mucho éxito en contener la propagación del COVID-19 al enfocarse en grupos de brotes, es decir, personas que infectan a las otras personas. Se les ha hecho pruebas, se les ha aislado y la única forma de enfrentar a cualquier pandemia es hacer tests y aislar. Muchos países no han escuchado a diferencia de Japón donde están desesperados por rastrear a los contagiados”, aseguró el científico.
Otro de los motivos por los que el nuevo coronavirus avanza a paso lento en Japón, es por su cultura. Una cultura que está basada en la higiene y al distanciamiento social a que están acostumbrados, donde las muestras de afecto son expresadas sin necesidad de contacto humano.
"Los japoneses son bastante conscientes de la higiene, mucho más que en otros lugares. Además, muchas personas usan mascarillas en las calles por un tema cultural, por lo que hay menos posibilidades de transmisión", afirmó Benjamin Cowling, profesor de Epidemiología de la Universidad de Hong Kong, al citado medio de comunicación.
Con este ejemplo, podríamos decir que muchos expertos deberían analizar el caso de Japón. Un país longevo que –al parecer- controló la expansión del nuevo coronavirus sin dictaminar normas extremas, como el cierre de ciudades completas o el libre tránsito de las personas.
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