Después de los tres peores días de contaminación del año, una corriente de intenso aire frío limpió la ciudad.
Beijing amaneció con un cielo limpio y azul gracias a una corriente de aire frío que la pasada noche se llevó la espesa capa de contaminación que en los últimos tres días había sumido a la capital en los peores niveles de calidad del aire de todo 2015.
El medidor de la embajada de EE.UU. marcaba a las 10.00 de la mañana hora local (miércoles) una concentración de partículas PM 2,5 (las más dañinas para la salud) de 25 microgramos por metro cúbico, un contraste muy fuerte con los 634 microgramos que se alcanzaron ayer o los 666 del lunes.
La cantidad (25 microgramos) es precisamente la máxima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en partículas PM 2,5, aquéllas de un diámetro inferior a las 2,5 micras y las más perniciosas para la salud, ya que, por su tamaño, tienen más facilidad para penetrar en el organismo.
Después de los tres peores días de contaminación del año, una corriente de intenso aire frío limpió la ciudad ayer por la noche y todavía se mantiene soplando con fuerza.
Los tres días de peor contaminación del año pusieron a Pekín en alerta naranja, la segunda de mayor gravedad tras la roja, lo que forzó a las autoridades a imponer restricciones a actividades contaminantes como la industria, el transporte o la construcción.
Si la contaminación hubiera durado más de tres días se habría declarado alerta roja, la mayor en el sistema de alarma, lo que habría obligado a cerrar las escuelas o que los coches pudieran circular únicamente en días alternos.
Pese a todo, el nivel de alerta naranja que vivió la ciudad durante los tres últimos días no llega a los máximos de anteriores años, ya que incluso se han alcanzado concentraciones de PM 2,5 de más de 900 microgramos por metro cúbico. EFE
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