A finales de noviembre, lo que empezaron como vigilias por las víctimas de un incendio mortal en un edificio derivaron en protestas en ciudades y universidades de China para reclamar el fin de las medidas anticovid y obtener más libertades políticas.
Los estudiantes en China, habitualmente descritos como una generación apolítica y amoldada a la educación patriótica de Pekín, rompieron con este estereotipo y asumieron un papel importante en las recientes manifestaciones en el país.
A finales de noviembre, lo que empezaron como vigilias por las víctimas de un incendio mortal en un edificio derivaron en protestas en ciudades y universidades chinas para reclamar el fin de las medidas anticovid y obtener más libertades políticas.
"Libertad de expresión, democracia, Estado de derecho", gritaron los alumnos de la prestigiosa Universidad Tsinghua de la capital, mientras en la Universidad de Pekín las paredes se llenaban de consignas antigubernamentales.
En otros campus, numerosos estudiantes sostuvieron hojas de papel en blanco que simbolizaban su rechazo a la censura imperante en el país.
"Creo que la participación estudiantil es un símbolo de paz porque sugiere que (...) los jóvenes todavía tienen una conciencia social y un potencial político, y quieren y son capaces de cambiar las circunstancias actuales", dijo a la AFP un manifestante de Tsinghua.
Patriotas, pero con deseos
Algunos de los cambios sociales del siglo XX en China ya estuvieron encabezados por estudiantes. En 1919 iniciaron el movimiento antiimperialista del Cuatro de Mayo que supuso el despertar político de muchos futuros líderes comunistas.
Y en 1989 fueron los principales impulsores de las protestas prodemocracia que terminaron con la sangrienta intervención del ejército en la plaza Tiananmen de Pekín.
Pero la hornada actual no guarda recuerdos de esa represión y desde su nacimiento recibió una educación patriótica, lo que llevó a definirla como menos política que las anteriores.
"Creo que los estudiantes chinos de ahora son mucho más conocedores del mundo que los rodea de lo que a veces se reconoce", apuntó Wen-Ti Sung, analista político en la Universidad Nacional Australiana.
"Pueden ser 'nacionalistas liberales', patriotas, sí, pero también exhiben los deseos típicos de la clase media por las libertades civiles", añadió.
Después de las protestas, el gobierno abandonó repentinamente su política de covid cero, en una aparente concesión al malestar público.
Las preocupaciones económicas y el hecho de que el virus se propagaba rápidamente a pesar de las restricciones también tuvieron un peso importante en la decisión.
Las autoridades sofocaron rápidamente las protestas con intimidación y detenciones, pero algunos creen que las semillas de una mayor conciencia política están plantadas.
Aunque el presidente Xi Jinping trató desde 2012 sofocar el activismo en las universidades, estudiantes marxistas ayudaron en 2018 a organizar huelgas en fábricas en el sur de China, que terminaron reprimidas.
Y este año, las imágenes y eslóganes usados en muchas de las manifestaciones habían nacido en escuelas de arte y se expandieron por las universidades de élite del país.
Esta nueva generación, con sus aptitudes digitales y su habilidad para esquivar los cortafuegos de internet, son "fantásticos impulsores de protestas", dijo Sung.
"Muy tristes y enfadados"
Los estudiantes fueron de los más castigados por las medidas anticovid en China: las clases pasaron a ser en línea, las visitas a los campus quedaron prohibidas, los viajes a casa requerían de permiso por escrito y muchos exámenes se atrasaron.
En los centros de test de COVID-19 de la Academia Central de Bellas Artes de Pekín apareció en noviembre el grafiti "Devuélvanme mi juventud", reflejo del ánimo imperante entre el alumnado.
"Todos se han sentido muy tristes y enfadados (...) Todas estas cosas se han ido cociendo por un largo tiempo", dijo Ting Guo, profesor asistente de la Universidad de Toronto en un pódcast reciente.
"Estas emociones unen todas estas diferencias sociales hasta lo que estamos presenciando hoy", agregó.
Para la colega de Guo, Diana Fu, estas protestas "reflejan un consenso entre la generación Z de que es hora de expresar la disidencia".
"Muestran que la educación patriótica no ha borrado por completo los anhelos de libertad", afirmó.
Después de la flexibilización de la política de covid cero han seguido apareciendo protestas esporádicas en centros como la Universidad de Wuhan, cuyos estudiantes tienen prohibido volver a casa.
La semana pasada, estudiantes de Medicina de Jiangsu y Sichuan pidieron mejores salarios y condiciones, especialmente ahora que se encuentran en primera línea del combate contra el repunte de la COVID-19.
"Puede que el impacto de las protestas sea que todos se dieron cuenta que pueden empezar a actuar y a dar un pequeño primero paso", opinó el estudiante de Tsinghua. (Con información de AFP)
NUESTROS PODCAST
"Espacio Vital": La licenciada Emil Blondet Gálvez, psicóloga señaló que las personas sienten miedo y se genera un impacto tremendo en la persona. Si bien indicó que una protesta es un derecho, cuando esta se vuelve violenta afecta la salud mental de las personas dejando mucha ansiedad y temores. La especialista dijo que en los adultos el estrés es grande por la incertidumbre que vive por su trabajo por sus pertenencias, por no conseguir nada en medio de una paralización y protesta. Agregó que esa situación altera mucho a las personas y se va mellando la esperanza de que todo vaya mejor.
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