Alvin Kennard se declaró culpable de delitos menores en Alabama y fue sentenciado a cadena perpetua, pero su vida cambió radicalmente en prisión.
En 1983 Alvin Kennard de entonces 20 años vació la caja registradora de la panadería Highlands Bakery en Alabama, Estados Unidos. Se robó solo 50. 75 dólares después de amenazar con un cuchillo a los trabajadores. Pero no era la primera vez que cometía un delito. Antes había allanado una estación de grifo desocupada.
Cuando cumplió 22 años se declaró culpable de los cargos y fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. La justicia del Estado de Alabama le aplicó la “ley de las tres huelgas” que consiste en condenar a prisión perpetua a personas reincidentes en delitos menores.
Según The Washington Post, Kennard sufrió un revés inesperado después de entrar a prisión. Hablaba de Dios, pedía perdón y se mostraba arrepentido de haber llevado una vida criminal. Con el paso del tiempo se convirtió en un preso ejemplar, sin ninguna sanción disciplinaria.
Preso ejemplar
Tanto así, que el Centro de Leyes y Justicia de Apple Applesedd, se sintió admirada por su caso e hizo cargo de su defensa para ayudarlo a recuperar su libertad. Después de 36 años, Kennard volvió a asistir a una nueva audiencia donde se decidía su suerte.
"Solo quiero decir que lo siento por lo que hice (…) Asumo la responsabilidad de lo que hice en el pasado. Quiero la oportunidad de hacerlo bien”, dijo ante el tribunal y en respuesta el juez David Carpenter le respondió: "Significa mucho para mí que asumas la responsabilidad de lo que has hecho".
“Lo extraordinario de Kennard es que incluso cuando pensó que iba a estar en prisión por el resto de su vida, realmente cambió su vida”, dijo su abogada Carla Crowder. “Está abrumado por esta oportunidad. Tiene un apoyo increíble”, añadió.
Cuando el juez leyó el fallo que dispuso su libertad, los familiares no pudieron reprimir su felicidad, saltaron desde sus asientos y lo buscaron para abrazarlo. Alvin Kennard, de ahora 58 años, planea regresar a casa y trabajar como carpintero.
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