Con la industria de los videojuegos en la mira de las nuevas políticas arancelarias de Trump, las consecuencias podrían ir más allá de los precios. ¿Cómo afectará esta medida a los jugadores y fabricantes?
La reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 25% a las importaciones desde México y Canadá, y del 10% a productos provenientes de China, ha generado preocupación en diversos sectores económicos.
Uno de los más afectados podría ser la industria de los videojuegos, debido a su dependencia de componentes fabricados en el país asiático. De aplicarse los impuestos, las empresas importadoras en EE.UU. deberán pagar más por estos productos, lo que podría traducirse en un aumento de precios para los consumidores.
Ante esta situación, la Entertainment Software Association (ESA), organismo que representa a las principales compañías del sector, ha manifestado su preocupación por el impacto que esta medida tendría sobre desarrolladores, fabricantes y consumidores.
La postura de la ESA
En un comunicado difundido por IGN, medio especializado en videojuegos y entretenimiento, dirigido a la administración de Trump y al Congreso de EE.UU., la ESA expresa su preocupación por el impacto económico de los aranceles en la industria.
"Los videojuegos son una de las formas de entretenimiento más populares y queridas por los estadounidenses de todas las edades. Los aranceles sobre los dispositivos de videojuegos y productos relacionados afectarían negativamente a cientos de millones de estadounidenses y dañarían las importantes contribuciones de la industria a la economía de los Estados Unidos. Esperamos con interés trabajar con la Administración y el Congreso para encontrar formas de sostener el crecimiento económico apoyado por nuestro sector", declaró la organización.
Esto impactaría especialmente al hardware de videojuegos, dado que muchas consolas y componentes clave se fabrican en China, mientras que los videojuegos físicos se producen en México. Esto abarcaría dispositivos como PlayStation, Xbox y Nintendo Switch, así como periféricos como controles, teclados y hasta tarjetas gráficas.
La ESA representa a empresas clave como Microsoft, Sony Interactive Entertainment, Nintendo, Ubisoft, Square Enix, Electronic Arts y Epic Games, todas ellas potencialmente afectadas por los aranceles.
Un respiro temporal, pero con incertidumbre
Ante la presión de sus socios comerciales, Trump acordó una pausa de 30 días en la aplicación de los aranceles para México y Canadá, luego de que ambos países tomaran medidas en seguridad fronteriza y lucha contra el tráfico de drogas. Sin embargo, no hay garantías de que la medida sea revertida permanentemente.
Si los aranceles se aplican tras esta pausa, los efectos podrían sentirse en toda la cadena de producción y distribución de videojuegos. Las empresas podrían absorber parte del impacto económico, pero es probable que también lo trasladen a los consumidores, lo que resultaría en precios más altos para consolas, juegos y hardware en EE.UU. e incluso en otros mercados.
Por ahora, la industria del gaming se mantiene a la expectativa, con la esperanza de que las negociaciones logren frenar los aranceles y evitar una crisis que podría afectar tanto a los desarrolladores como a los jugadores de todo el mundo.
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