El pasado 23 de junio los británicos decidieron salir de la Unión Europea. Sin embargo, ¿la clase política llevará adelante el “brexit”?
El pasado jueves 23 de junio los británicos celebraron un referéndum y decidieron que preferían estar fuera de la Unión Europea (UE): el 51.9% de los electores habían tomado partido por el “Brexit”, mientras que el 48,1% votó a favor de seguir en el bloque europeo. Sin embargo, lo que los ciudadanos prefieren no siempre es llevado a cabo por los políticos, y el Brexit puede ser una de esas ocasiones.
El referéndum no era vinculante. En términos constitucionales, el resultado de la votación no se tiene necesariamente que ejecutar. El estatuto jurídico del voto fue de consulta popular al Parlamento británico y, por lo tanto, este poder tiene la última palabra en la materia. Además, una gran mayoría de los miembros del actual Parlamento apoya que el Reino Unido continúe siendo miembro de la Unión Europea y podría verse tentada a no aceptar los "consejos" del electorado.
Escocia podría bloquear la salida. Escocia tiene un alto grado de autonomía dentro de Gran Bretaña y podría ser capaz de bloquear la legislación necesaria para la salida. La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, reafirmó hace días en Bruselas su determinación a permanecer en la UE. La posición europeísta escocesa es nítida y la líder nacionalista ha amenazado con torpedear el Brexit desde Edimburgo, amparada en un hecho incontestable: el 62% de los escoceses votó por la permanencia y tan sólo el 38% se pronunció por la salida. Sturgeon se ha propuesto defender "el abrumador respaldo" a la permanencia en la UE con todas sus consecuencias, incluida la posibilidad de convocar un segundo referéndum de independencia. El argumento tiene peso: muchos de los que votaron a favor de permanecer junto a sus vecinos del sur en la anterior consulta escocesa, lo hicieron esencialmente por permanecer en la UE.
La patronal quiere permanecer en bloque europeo. Los líderes empresariales están muy a favor de que el país se mantenga dentro de la Unión Europea. De hecho, antes de que se celebrara la consulta popular, los sectores industriales y tecnológicos, afirmaron, en una carta publicada en The Times, que la no permanencia dentro de las UE perjudicaría a la economía británica. "Que Reino Unido saliera de la Unión Europea supondría incertidumbre para nuestras empresas, menos comercio con Europa y menos empleo", advirtieron.
La salida puede tomar años. Poco después de que se conociera la victoria del “Brexit”, los países de la unión le pidieron a Londres no demorarse en activar el Artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, que establece un plazo fatal de dos años para negociar los términos de la salida del bloque europeo. Pero el primer ministro David Cameron ya había dicho que el inicio del proceso formal de separación de la UE, que debe comenzar con la invocación de dicho artículo, era una tarea para su sucesor en los próximos meses. Incluso, los políticos que promovieron la salida, como Boris Johnson, exalcalde de Londres, y Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), salieron a decir que no había urgencia.
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