Algunos ciudadanos reclaman que el agua que les está llegando para consumir tiene olor y sabor a barro. Ahora miles de personas se trasladan a los alrededores del Cristo Redentor para obtener agua cristalina.
En plena época de fiesta, Río de Janeiro se sumerge en una crisis con el agua potable que ha llevado a varias familias moverse a los alrededores del Cristo Redentor en búsqueda de este líquido.
Decenas de personas se trasladan diariamente hasta una fuente natural ubicada próxima a los pies de la gigantesca escultura que se levanta sobre el cerro del Corcovado para recoger agua potable y sustituir la ofrecida actualmente por el acueducto municipal.
Por tren, automóvil y a pie familias que viven en las favelas llegan hasta ahí para extraer el agua de su consumo. " Hay gente que cobra hasta 30 reales -unos 7 dólares- por el galón de agua. Aquí tenemos (gratis) agua pura y cristalina", señaló a EFE Fabiano Almeida Oliveira, quien recolecta unos 20 litros del líquido para el consumo en su hogar.
Almeida Oliveira apunta que comenzó a visitar la fuente luego de sentir "el agua pesada, con gusto y olor a barro", lo mismo que sintió María da Conceiçao, una empleada doméstica que también frecuenta varias veces a la semana la fuente para llevar el líquido a sus hijos, porque es imposible consumir el agua que le llega de la llave.
Si bien las autoridades locales y sanitarias aseguran que el agua que llega a sus casas es potable, el sabor a tierra y el extraño olor que emana impide confiar en lo que dicen los técnicos, menos aún cuando en algunos hogares el líquido también salía turbio de las llaves.
Algunas enfermedades, sobre todo estomacales y de la piel, también han aparecido entre la población que ha consumido agua, especialmente en la zona oeste y norte de Río.
EFE
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