La eventual incorporación de Lula al Gobierno de su heredera como ministro desató una tormenta política.
La posibilidad de que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva acepte un cargo en el gabinete de su sucesora, Dilma Rousseff, mantiene en vilo a Brasil, que hoy fue sacudido por otro escándalo asociado a la corrupción en Petrobras.
La eventual incorporación de Lula al Gobierno de su heredera como ministro desató una tormenta política, que se agigantó cuando la Corte Suprema anunció que ha aceptado una declaración que el exjefe del oficialismo en el Senado, Delcidio Amaral, prestó en el marco de un acuerdo de cooperación judicial.
Amaral, arrestado en noviembre pasado, decidió cooperar a cambio de una futura reducción de pena y acusa a Rousseff y Lula de chantajear a testigos de los casos de corrupción, entre ellos a él mismo.
También los acusó de financiación ilegal en sus campañas electorales, de presionar a jueces del Tribunal Supremo y de tener conocimiento o autorizar operaciones ilegales en la estatal Petrobras.
Según la declaración de Amaral, el ministro de Educación, Aloizio Mercadante, en nombre de la propia Rousseff, llegó a ofrecerle dinero para tratar de evitar su confesión y su delación.
En la declaración, Amaral detalló cómo operó la financiación ilegal de las dos campañas electorales de Rousseff, que se habría nutrido de fondos pagados por las constructoras de la hidroeléctrica de Belo Monte, también implicadas en el caso Petrobras, así como a través de otros empresarios.
Para complicar las cosas, la revista Veja difundió el audio de una grabación hecha por un asesor de Amaral durante una conversación con Mercadante que refuerza la sospecha de que el ministro intentó comprar su silencio, como sostiene el senador en su declaración.
"Vea en qué puedo ayudar", dice el ministro cuando un hombre identificado como José Eduardo Marzagão, asesor de Amaral, le relata que el senador y su familia pasan por dificultades financieras desde noviembre pasado, cuando fue detenido por tratar de "obstaculizar" la investigación sobre las corruptelas en la petrolera estatal.
Frente a la posibilidad de que Amaral colaborase con la justicia, Mercadante dice creer que debería "esperar", que debe evitar "hacer algún movimiento precipitado" y dejar que "el polvo baje".
EFE
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