La presidenta de Brasil se mostró convencida de que conseguirá "estabilizar políticamente el país", lo que permitirá retomar el crecimiento de la mayor economía de Latinoamérica.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó que quedó "perpleja" tras la alusión que el Fondo Monetario Internacional (FMI) realizó a Brasil en su último informe, en el cual prevé que su economía se contraerá un 3,5 % en 2016.
El FMI atribuyó la rebaja de sus previsiones globales a las dudas sobre la desaceleración de China, la inestabilidad en los países de Oriente Medio y a la profunda recesión de Brasil, causada, según el organismo, por la incertidumbre política en medio de las secuelas de la investigación por corrupción de la petrolera estatal Petrobras.
"Quedé realmente perpleja con una frase que leí en el informe (del FMI)", resaltó la jefa de Estado durante un congreso del Partido Democrático Laborista (PDT), aliado al Gobierno, celebrado en Brasilia.
En su informe, el FMI justificó la revisión de la economía global, entre otros factores, al empeoramiento de Brasil, cuya recesión -dijo- "está demostrando ser más profunda y prolongada de lo esperado".
A pesar de los pronósticos del fondo, Rousseff, amenazada con la apertura de un juicio en el Legislativo con miras a su destitución, se mostró convencida de que conseguirá "estabilizar políticamente el país", lo que permitirá retomar el crecimiento de la mayor economía de Latinoamérica.
"En este año de 2016 vamos decidir cuál es el camino de Brasil en los próximos años", comentó la mandataria.
Según los nuevos cálculos del Fondo Monetario Internacional, el Producto Interior Bruto (PIB) de Brasil se contraerá este año 2,5 puntos porcentuales más que lo estimado en octubre y un 0 % el próximo año, es decir, 2,3 puntos porcentuales menos que su pronóstico de hace cuatro meses.
En 2015 la economía brasileña se retrajo alrededor de un 3,70 %, de acuerdo con las previsiones de los analistas, el peor resultado en los últimos 25 años.
EFE
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