La escala Saffir-Simpson mide los daños potenciales a la propiedad e inundaciones y se ha convertido en una herramienta para determinar el impacto de un huracán.
(Agencia N+1/Adrian Díaz). La escala Saffir-Simpson clasifica a los huracanes en categorías del 1 al 5 según la intensidad del viento que crean. Es usada para medir los daños potenciales a la propiedad e inundaciones costeras, y se ha convertido en una excelente herramienta para determinar el impacto de un huracán.
Harvey, por ejemplo, fue un huracán de categoría 4 cuando pasó por Texas hace unos días, aunque luego se degradó a categoría 1. Aquí te dejamos una guía para que entiendas mejor la potencia de un huracán según su graduación.
El huracán Irma, el más poderoso del que se tenga registro en el Atlántico, está haciendo historia. Algunos, incluso plantean la idea de que pueda convertirse (teoréticamente) en un huracán de categoría 6 si sus vientos superan los 280 kilómetros por hora. Esto hace imperativo que tomemos en consideración el verdadero daño que deja un huracán de categorías 1, 2, 3, 4 y 5.
Categoría 1
En esta primera categoría, los vientos alcanzan una velocidad de 120 a 150 kilómetros por hora y la marea se eleva de 1 a 1,5 metros por encima de lo normal. Un huracán en esta categoría es capaz de dañar principalmente a casas móviles, arbustos y árboles. Produce además algunos daños a letreros mal construidos y muelles. Además, probablemente dará a lugar algunos cortes de energía que podrían durar unos cuantos días.
Categoría 2
En esta categoría, los vientos van de 155 a 175 kilómetros por hora y la marea se eleva de 2 a 2,5 metros más de lo normal. Los huracanes de categoría 2 producen algunos daños en el techo, puertas y ventanas de los edificios. Algunas casas móviles, pequeñas embarcaciones, árboles, letreros y muelles sufrirían las consecuencias. Son capaces de producir inundaciones de zonas costeras y de baja altura. Muchos árboles no logran mantenerse de pie. Además, deja a su paso una pérdida de energía eléctrica casi total con interrupciones que podrían durar de varios días a semanas.
Categoría 3
Aquí, los vientos pueden ir de 180 a 210 kilómetros por hora con una marea que se eleva de 3 a 4 metros por encima de lo normal. Estos huracanes son capaces de generar algunos daños estructurales a diversos hogares y arrancar algunos árboles de sus raíces. Las inundaciones costeras producidas destruyen estructuras más pequeñas y estos restos flotantes dañan las estructuras más grandes. Los terrenos con una altura menor a 1,5 metros por sobre el nivel del mar se pueden inundar hasta 13 kilómetros tierra adentro. Un excelente ejemplo, el huracán Katrina, el desastre natural más costoso de la historia de los Estados Unidos, fue una tormenta de Categoría 3 al llegar a tierra en 2005 después de ser una categoría 5 en el Golfo de México. Al menos 1.800 personas murieron esa vez.
Categoría 4
En esta categoría de apenas un nivel menos que la más destructiva, encontramos vientos que viajan con una rapidez de 210 hasta 250 kilómetros por hora creando una elevación de la marea de 4 a 5,5 metros por encima de lo normal. Huracanes de esta categoría producen fallas en las paredes y colapsos en los techos de las casas, además de daños extensos en puertas y ventanas. También son capaces de destruir completamente algunas casas, especialmente casas móviles. Dejarán a su paso un corte de energía eléctrica que podría durar semanas o meses. Las inundaciones costeras son las que producen el mayor daño, haciendo que gran parte del área afectada sea inhabitable por semanas o meses. Como ejemplo, dos tormentas de 2004 fueron de categoría 4: el huracán Iván, que llegó a Gulf Shores, Alabama, y el huracán Charley, que impactó en la costa del Golfo de Florida cerca de Fort Myers. Charley mató al menos a 21 personas y dejó a miles sin hogar. Se calcula que el daño total producido a los Estados Unidos se aproxima a los 15.000 millones de dólares.
Categoría 5
En esta última categoría, la velocidad del viento supera los 250 kilómetros por hora y la marea se eleva por encima de los 5,5 metros. Huracanes de esta categoría dejan completa destrucción entre viviendas y edificios industriales. Producen graves daños a los pisos inferiores de todas las estructuras ubicadas a menos de 4,5 metros sobre el nivel del mar y a 460 metros alejados de la costa. Se evacuan masivamente las áreas residenciales en terreno bajo hasta 8 o 16 kilómetros tierra adentro. La última tormenta de Categoría 5 que azotó a los Estados Unidos fue el huracán Andrew en 1992. Se estima que 250.000 quedaron sin hogar y la tormenta causó más de 20.000 millones de dólares en daños en las Bahamas, Florida y Louisiana. Cincuenta y cinco personas murieron.
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