Un informe de Oxfam-Intermon señala que la fractura económica en Brasil "está en el origen de la brecha entre mujeres y hombres, pero también es consecuencia de ella".
Las mujeres poseen solo el 11 % de las tierras en Brasil, según destacó en un informe lanzado la organización Oxfam-Intermon, que denunció además la enorme desigualdad entre ricos y pobres del país en materia de tributación.
"La tierra es una fuente vital de riqueza en varios países, pero muchas mujeres no tienen derecho a ella", menciona el estudio, publicado hoy, un día antes del inicio del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), donde el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se estrenará en la escena internacional.
Este informe, que se titula Bienestar público o beneficio privado, muestra cómo la brecha económica en el mundo pone en peligro la lucha contra la pobreza y perjudica las economías, algo que se refleja en el gigante latinoamericano.
Además de por su brecha de género, Brasil también es destacado en el análisis por una distribución desigual en el cobro de impuestos, al ser uno de los países en los que el 10 % de la población más rica paga un porcentaje menor de impuestos que el 10 % más pobre.
Concretamente, teniendo en cuenta los impuestos que pagan sobre la renta y el consumo, el 10 % de la población más rica de Brasil dedica una proporción de sus ingresos del 21 % a pagar impuestos, mientras que el 10 % más pobre del país dedica el 32 %, es decir, un 11 % más.
Riqueza y poder
A este extremo, Oxfam-Intermon explicó que, "como la riqueza genera poder", en los países en los que esto ocurre, existe el peligro de que "los ricos impulsen políticas públicas que los hagan ser todavía más ricos".
En el caso de Brasil, no existe un impuesto sobre grandes fortunas, a pesar de que así lo recoge su Constitución (Art. 153 VII).
Oxfam-Intermon comenta además que, en algunos países, "el dinero es un pasaporte para una vida más larga" y, a este respecto, pone el ejemplo de Sao Paulo, la ciudad más poblada y rica de Brasil, pero también una de las más desiguales.
Según el informe, la esperanza de vida de una persona que vive en una de las zonas más ricas de la capital paulista, el barrio de Pinheiros, es de 79 años, mientras que la de una persona que habita en la zona de Cidade Tiradentes, una de las más carentes, es 25 años menor, de 54.
"Es difícil pensar en una injusticia mayor que vivir 25 años menos simplemente por ser pobre", afirma la organización en el estudio.
EFE
Comparte esta noticia