El secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Mariano Jabonero, dijo que son hijos de familias de renta baja que se empobrecerán más, no podrán pagar las matrículas, así que volverán a casa para "ayudar", trabajar, principalmente mujeres de poblaciones suburbanas y rurales.
La grave crisis socioeconómica de la COVID-19 supondrá un retroceso educativo de ocho o diez años en Latinoamérica, donde unos 17 millones de alumnos de los últimos cursos de secundaria y primeros de universidad se verán abocados a abandonar los estudios, según estimaciones de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Son hijos de familias de renta baja que se empobrecerán más, no podrán pagar las matrículas, así que volverán a casa para "ayudar", trabajar, principalmente mujeres de poblaciones suburbanas y rurales, alerta el secretario general de la OEI para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Mariano Jabonero, en una entrevista con Efe.
No volverán a los centros de educación secundaria o terciaria aquellos a los que más falta les hace la escuela, subraya, "es su única vía, oportunidad de promoción social y laboral". Y la OEI insiste a los ministros de Educación para recuperarlos y que "no queden en la calle".
Esto empeorará el alto abandono escolar de la región, con algunos países donde uno de cada tres alumnos deja el colegio al llegar a la secundaria; otros, incluso en primaria.
MÁS POBRES, PEOR FORMADOS
El estallido de la pandemia, en marzo de 2020, obligó a interrumpir temporalmente cualquier actividad educativa, con 180 millones de alumnos latinoamericanos confinados y pérdidas de aprendizajes del 25 %, según los primeros análisis de la OEI.
Esto implica "un impacto en pérdida de competitividad y productividad", dice Jabonero; niños y jóvenes van a ser más pobres en el futuro.
El perjuicio se debe especialmente a que la educación a distancia no ha podido generalizarse. Ni mucho menos, ya que casi el 50 % de los hogares de la región carecen de conexión de internet; y esa gran brecha digital perjudica principalmente a los que más necesitan la educación, los más pobres.
Incide Jabonero en "superar esa brecha digital, acortarla o suprimirla" para evitar una diferencia "educativa y social muy fuerte". La falta de formación lleva a un trabajo en la economía informal, muchas veces combinado con "mendicidad".
El PIB medio latinoamericano ha bajado a niveles de 2010, según la Cepal. En estos momentos, añade Jabonero, el 57 % del empleo es precario y la pobreza ha regresado a los niveles de hace 15 años.
DIGITALIZACIÓN Y OTRO MODELO EDUCATIVO
Sobre cómo revertir la situación, el secretario general de la OEI asegura claramente que a base de "apoyarse en la tecnología y la digitalizacion".
Y por medio de un modelo educativo distinto, sin volver al de antes de la pandemia, "ineficiente y de baja calidad, de gran desigualdad social."
América Latina necesita una escuela "más inclusiva, más equitativa, con mayor calidad y para todos", que todos tengan acceso a una educación a distancia y también presencial, "imprescindible" para la madurez educativa y la interacción social.
En los estudios universitarios, constata un desajuste entre una formación desactualizada y las demandas profesionales empresariales, lo que redunda en competitividad y productividad bajas y empleos poco cualificados y mal pagados.
No obstante, valora que se hayan alcanzado 30 millones de estudiantes universitarios. El 70 % son los primeros de sus familias, señal de confianza en la educación para el progreso socioeconómico.
Otras muchas también la valoran, pero tienen urgencia de ingresos para subsistir, así que los hijos tienen que trabajar muy pronto.
En inversión pública educativa, el Banco Mundial sitúa la media regional en el 5,2 % del PIB (2018), pero hasta ahora, se trata más de escolarización y contratación docente que de calidad, según Jabonero. La cuestión ya no es gastar más, sino mejor.
Se requieren mejoras "reales" en competencias básicas, digitales, comunicativas, lingüísticas y socioemocionales, profesorado más formado, una gestión más cualificada y evaluada. "Y apostar fuertemente por la primera infancia, que será (...) lo que más retorno social produce después", resume.
MÁS COMPROMISO INTERNACIONAL
¿Y hay peligro de recorte público educativo? "Riesgo, no; realidad, ya se ha producido", enfatiza.
"Nuestra alarma es que, coyunturalmente, se puede explicar como un mal necesario (para gastar más en sanidad), pero lo que no puede ocurrir es que se consolide", advierte.
Reclama que la cooperación internacional, la banca multilateral y el Fondo Monetario Internacional no pongan dificultades, sino que "inyecten dinero complementario".
Aprecia la relación de la OEI "muy provechosa" con la Unión Europea, pero apostilla: "Exigiría que en la agenda de la UE, la presencia de América Latina sea más relevante que ahora".
Sobre la desatención educativa en las crisis migratorias, resalta "el esfuerzo especial" y la acogida "generosa" de venezolanos en Colombia y Ecuador; la gravedad de la situación es "más acusada" entre los centroamericanos que viajan a EEUU en condiciones "infrahumanas", pues los esfuerzos educativos no son suficientes.
(Con información de EFE)
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